Recorriendo el Parque Nacional los Glaciares, en El Calafate, Santa Cruz, encontramos un cartel que indicaba no darle de comer a los animales, con el siguiente mensaje: "Tu comida los mata". Esto nos llevó a reflexionar y a preguntarnos... ¿Y a nosotros, qué nos hace? Por eso te proponemos esta pregunta la agricultura sin tóxicos ¿es posible?

Compartimos este artículo con información general sobre prácticas de producción y sus efectos en la salud.

Agricultura sin tóxicos, ¿es posible?

¿Cuál es la problemática de los agroinsumos conocidos como agrotóxicos?

La problemática de los agrotóxicos es, en primer lugar, la gran aceptación y difusión que han tenido y tienen en nuestro país y en el mundo entero. A menos que tengamos acceso al consumo de vegetales y frutas de producción agroecológica, la producción que llega al comercio ha estado en contacto con agrotóxicos (según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] a nivel global se rocían unos 4.6 millones de toneladas de plaguicidas químicos al año y unos 115 millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados).

La función de estas sustancias químicas, de extracción natural o de elaboración sintética, es no permitir que proliferen ciertos organismos vivos que se relacionan con las frutas o vegetales que consumimos. Se utilizan para proteger cultivos de plagas o enfermedades así como para la supuesta fertilización del suelo.

Estos agroquímicos también pueden (y suelen) afectar a otras especies que pueblan los suelos e incluso a las personas, que forman parte del grupo no-objetivo que se ve expuesto a las consecuencias de su uso.

La exposición cercana puede generar graves enfermedades en plazos breves, mientras que la exposición por consumo, es crónica y permanente y puede tener efectos en la salud que no sean visibles de inmediato, a nivel nervioso y hormonal.

Otra problemática a tener en cuenta es el aumento del riesgo de desarrollos anómalos en general (y sobre todo del sistema nervioso) de bebés en gestación y recién nacidos, que están expuestos a algunos de estos agrotóxicos, sobre todo los PCBs, atrazina y clorpirifos, así como a ciertos metales pesados como metil-mercurio y arsénico.

¿Cuándo y por qué se difundió el uso de agroquímicos?

En el marco de la teoría malthusiana, los promotores del uso de agrotóxicos y alimentos transgénicos plantean que estas innovaciones técnicas son las que pueden "salvar a la humanidad del hambre", generada por la falta de recursos, resultado del aumento exponencial de la población, año tras año.

Según la FAO, a nivel mundial se producen alimentos para dar de comer a 12 mil

millones de personas y por el momento somos 7.300 millones. Asimismo estima la FAO que, anualmente, se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida a escala mundial, es decir, un tercio del total de la producción mundial.

Estas estadísticas nos permiten entender que la solución no es producir con agrotóxicos, sino la distribución correcta del alimento que debe ser entendido como un derecho y no como una mercancía.

Agricultura sin tóxicos, ¿es posible?

Consecuencias ambientales

Estas nuevas tecnologías, además de representar un riesgo para la salud humana, tienen impacto a nivel ambiental y ecológico, atentando directamente contra la biodiversidad.

La tala de bosques para tener tierras cultivables genera la pérdida de flora y fauna y tiene un impacto negativo en la absorción de dióxido de carbono por parte de los árboles.

Los monocultivos de granos transgénicos, dedicados en un 40% a alimentar animales para la producción ganadera, son responsables de gran parte de la emisión de gases de efecto invernadero que estimulan el calentamiento global.

A su vez atentan contra la diversidad genética de las plantas y la fertilidad de los suelos: muchos pesticidas no se biodegradan sino que quedan retenidos en capas subterráneas contaminando las napas y luego los océanos.

¿Qué es el Efecto Cocktail?

Para la aprobación de insumos químicos para la industria agrícola, se exigen estudios de impacto individual de cada sustancia, pero no se analizan en conjunto. Un estudio llevado a cabo por el INSERM, en Francia, estudió el mecanismo mediante el cual dos sustancias aparentemente inocuas pueden potenciarse entre sí, dentro del organismo humano, aumentando exponencialmente la toxicidad y la incidencia de enfermedades como diabetes, cáncer y obesidad (por ejemplo, estrógenos de pastillas anticonceptivas y pesticidas organoclorados persistentes).

El cocktail se refiere entonces a la exposición diaria a toxinas ambientales (monóxido de carbono, metales pesados), alimentarias (pesticidas, herbicidas, fungicidas, aditivos alimentarios, medicamentos) y cosméticas (cremas, desodorantes, jabones, shampoo, perfumes), que genera altos grados de toxemia en el organismo, especialmente en bebés, cuyos órganos poco desarrollados tienen menor capacidad de manejo de las toxinas.

La invisibilidad de estas sustancias las torna aún más peligrosas y el dilema suele resolverse con la aceptación por costumbre. ¡No debemos caer en esto! La solución es individual y colectiva y debe apuntar a la legislación en esta materia.

Agricultura sin tóxicos, ¿es posible?

¿Qué podemos hacer como consumidores?

productos de estación y de cercanía Reducir el consumo de carnes no sean de producción agroecológica. Beber sólo agua filtrada.

¿Es más caro comer orgánico, agroecológico y saludable?

Aunque en apariencia nos parezca que sí, es una inversión en salud propia, en salud del resto de la humanidad, salud animal y ambiental.

De exigir el pago de más impuestos por los daños producidos en factor capital físico (erosión de tierras fértiles), en factor humano (múltiples enfermedades y descenso de capacidades intelectuales) y en factor ambiental (contaminación de agua, aire, suelo), la agricultura regular sería efectivamente más cara que la ecológica, a corto y largo plazo.

Una nueva variedad de trigo transgénico, esperando su aprobación

La última atrocidad en materia de transgénicos lleva el nombre de Trigo HB4, resistente al glufosinato de amonio (un herbicida que supera en toxicidad al glifosato y que está prohibido en la Unión Europea), que la empresa Bioceres pretende instalar como solución a las sequías. Desde Plataforma Socio Ambiental denuncian que a pesar de no estar liberado comercialmente, ya hay sembradas alrededor de 25.000 hectáreas del trigo HB4 de Bioceres en 7 provincias.

Es por ello que entre el 16 y el 20 del corriente mes, se realizaron distintos "panazos" en diferentes ciudades del país, para manifestar oposición en relación a este nuevo atropello a la soberanía alimentaria de las comunidades.

Auto-gestión de la salud: una necesidad individual de gestión colectiva

En nuestra región tenemos acceso a alimentos de muy buena calidad. Insistimos en la necesidad de ocuparnos de nuestra alimentación, desde la elección del insumo, la compra, el traslado, el almacenamiento, la preparación y el consumo.

Como comunidad, apoyemos a emprendedores y productores cuyas prácticas sean amigables con la salud y con el ambiente. Seamos consumidores conscientes, responsables, comprometidos políticamente y exijamos que nuestro alimento, fuente y sostén de la vida, sea siempre limpio, bueno y justo.

¡Por menos paquetes y más alimentos reales!

Por Flor Siffo y Rodrigo Gajardo , Saberes con sabores

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