El odontólogo Miguel Sartori hizo público su descontento por los aranceles que perciben de las obras sociales y prepagas.

En un texto que el profesional envió a EQSnotas.com, indicó: "El arancel que hoy nos pagan por realizar nuestro trabajo es tan bajo, que puede catalogarse sin exagerar como irrisorio, inaceptable e indigno". 

Señaló que esto contrasta con la responsabilidad que pesa sobre los hombros de los odontólogos, la extensa y permanente preparación que tienen y la erogación económica que implica equipar un consultorio. "Nos pagan una consulta por año; las prestaciones tienen valores bajísimos, y además las pagan 3 o 4 meses después de realizarlas", afirmó.

La carta completa de Miguel Sartori:

"Tengo el agrado de dirigirme a Usted, con la finalidad de exponer la problemática que, desde hace ya mucho tiempo, envuelve a los odontólogos en su relación con obras sociales y prepagas, pero que ya se torna insostenible. 

El arancel que hoy nos pagan por realizar nuestro trabajo es tan bajo, que puede catalogarse sin exagerar como irrisorio, inaceptable e indigno para un profesional de la salud, que para ejercer su profesión no sólo debe prepararse durante muchos años (y seguir haciéndolo en forma permanente a su propio costo) sino que, además, debe realizar una gran erogación económica para equipar su consultorio.

Ni hablar, de la responsabilidad que pesa sobre sus hombros por el tipo de trabajo que realiza, y que nunca se tiene en cuenta.

Estos aranceles no guardan la más mínima relación con una retribución mínimamente lógica, ni con el notable aumento que tuvieron los insumos necesarios para realizar nuestro trabajo, ni mucho menos, con el aumento del costo de vida. Igual que todos, los odontólogos pagamos impuestos, servicios, sueldos, alquileres, y también vamos al supermercado.

Las prepagas han aumentado en forma continua los valores de las cuotas mensuales, pero de ninguna manera, eso ha tenido correlato con los aranceles pagados a los odontólogos.

Nos pagan UNA CONSULTA por año; las prestaciones tienen valores bajísimos, y además las pagan 3 o 4 meses después de realizarlas. Ni hablar de las arbitrariedades que cometen al realizar descuentos imposibles de justificar, sin contar las ridículas normas de trabajo que imponen, la mayoría inaceptables para un profesional, como el hecho de tener que “garantizar” un trabajo por 3 años. Dígame usted, ¿Cómo puedo yo garantizar la salud?

Hoy en día, todos los gremios están pidiendo (y consiguen) recomposiciones salariales más que importantes. Pero a nosotros, los odontólogos, nada.

Los contratos firmados no se respetan, y algunas obras sociales hacen gala de un manejo casi dictatorial que indigna y rebela.

No tenemos paritarias, como es el derecho de cualquier trabajador, para poder discutir el valor de nuestro trabajo. Estamos absolutamente indefensos. No tenemos ni vacaciones pagas, ni aguinaldo, licencia por enfermedad, etc etc, pero sí nos obligan a constituir un seguro por mala praxis…

No se puede seguir ejerciendo una profesión bajo condiciones casi esclavizantes, que aunque parezca muy exagerado, es lo que sucede.

Para que este sistema actual se mantenga, es imprescindible un acuerdo razonable entre las partes, para que en un marco de respeto mutuo y lógico reconocimiento de costos y honorarios, se pueda seguir manteniendo un sistema que, así como está, no da para más".