En la mañana del sábado tuvo lugar en el cuartel de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn, un emotivo reencuentro entre un veterano de Malvinas que había descendido herido del buque inglés Canberra, el 19 de junio de 1982, y un ex bombero que lo acompañó en el traslado a la base Zar de la ciudad de Trelew.

Ariel Tascón llegó de las Islas muy afectado por el padecimiento de pie de trinchera, producto del enfriamiento de las extremidades en la humedad de su posición en territorio malvinero.

Oriundo de Mar del Plata, Tascón llegó a Malvinas con 18 años siendo conscripto, formando parte del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 y regresó al continente, junto a cientos de soldados heridos y prisioneros, en el crucero SS Canberra que la marina británica había dispuesto como transporte de tropas primero, y como buque hospital durante el conflicto.

En Madryn, en aquel recordado 19 de junio como el “Día que Madryn se quedó sin pan”, a Tascón lo bajaron en camilla y fue recibido en una Jeep Gladiator que prestaba servicio como móvil ambulancia de los bomberos locales.

Allí conoció a José Guerriera bombero del cuartel madrynense, algo mayor que el herido, con 23 años, y en la hora y media que duró el traslado hasta la localidad vecina de Trelew, conversaron y se vincularon.

Al llegar a destino, la Base Almirante Zar, intercambiaron teléfonos y Tascón le pidió a su acompañante que llame a su tía en Mar del Plata para anoticiarla que estaba con vida. Aunque le pidió que no diera detalles de su afección.

Días más tarde Guerriera le escribió una afectuosa carta a Tascón en donde incluía una tarjeta con la mascota del cuartel, Panchito, y luego nunca más volvieron a tener contacto.

Hasta hace unas semanas atrás, cuando Fabiana, esposa de Tascón, se comunicó con el cuartel de Madryn movilizada por un documental que había visto el pasado 2 de abril en el que mencionaban el desembarco del Canberra y la fecha tan sentida para los y las madrynenses.

Habiéndole preguntado a su marido si recordaba cómo había sido su llegada al continente, y ante la realidad de que él nunca lo había mencionado, Tascón le mostró la carta que hace 40 años le había escrito aquel bombero.

El escrito develaba la identidad de su primer contacto en tierra argentina: José Guerriera, quien fuera años luego jefe de cuerpo activo.

Cuatro décadas después José y Ariel se pudieron fundir en un abrazo en la mañana del sábado reencontrándose y reconociéndose en la importancia de cada uno en la vida del otro.

Tascón fue recibido en el cuartel por una guardia de honor y luego compartieron junto a su esposa, un desayuno de camaradería con personal de la institución.