La presencia de animales en el núcleo familiar se remonta a la prehistoria. La evidencia arqueológica revela que, hace más de 14 000 años, los lobos domésticos, ancestros del perro, vivían en asentamientos con los seres humanos.

Tal como informó la terapeuta Nuria Máximo Bocanegra para Infobae, "hace poco se publicaba en PLOS One un estudio sobre el efecto preventivo que la convivencia con mascotas tendría sobre el desarrollo de una enfermedad mental grave como es la esquizofrenia."

A modo explicativo, "resulta que los trastornos psiquiátricos graves se asocian con alteraciones del sistema inmunológico relacionados con exposiciones ambientales en los primeros años de vida de las personas. Por lo tanto, si las mascotas son uno de los primeros elementos con los que los niños tienen contacto, es lógico preguntarse cómo les afectan."

El objetivo del estudio fue averiguar si existe alguna relación entre la convivencia temprana con un perro o un gato y el desarrollo posterior de una enfermedad mental grave. En el mismo paticiparon 396 individuos con esquizofrenia, 381 con trastorno bipolar y 594 controles (personas sin patología mental).

Dicen los autores que aún son necesarios más estudios. Que no parece que haya relación con el trastorno bipolar. Y que todo apunta a que convivir con perros sí tiene efecto protector, pero no relacionarse con gatos. Si bien influyen en el sistema inmunológico humano, parece que a priori a nivel mental su efecto es neutro.

¿La convivencia con mascotas protege el cerebro?

Depresión

"La terapia con perros ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la depresión. En personas internadas los resultados no dejan duda. Y en las visitas domiciliarias, donde la interacción puede ser más personal, los resultados apuntan en la misma dirección. En dicha interacción, la oxitocina había ejercido un papel activador. No solo en los humanos, ojo, sino también en los canes. Mayor cuanto más estrecho era el contacto físico y la relación," afirmó el sitio.

Estrés contagioso

Otro de los hallazgos más destacables en esta línea, menos antropocéntrico, se lo debemos a Lina S.V. Roth, que en 2019 demostró que el estrés a largo plazo en los dueños de perros tiene un efecto directo sobre sus mascotas. A ambos se les sincronizan los niveles de cortisol, la hormona del estrés, tal como publicaba la revista Nature.

Fuente: Infobae