Se es periodista o no se es. No hay mucha vuelta. El Día del Periodista siempre deja momentos de repaso y reflexión sobre la actividad. Hoy todo se debate entre las condiciones de trabajo, la necesidad de ensamblar la tarea de siempre con la era digital y la utilización de las nuevas herramientas y recursos. Pero el punto de partida siempre es el mismo, la inquietud y la capacidad de asombro.

Ya no hay discusión sobre el lugar donde se desarrolla la tarea. El ojo avezado del periodista necesita indefectiblemente de nuevas narrativas para llegar a una audiencia amplia y con demanda constante.

¿Cómo marcamos la diferencia? con buenas prácticas y rescatando el periodismo de proximidad. Pero hay que saber hacerlo. 

Venimos de compartir momentos extremos. Atravesamos una pandemia, hoy vivimos la primer guerra en tiempos de redes sociales donde la información es un elemento de poder más.

La tensión en algunos lugares se respira en la calle. El Periodismo no está en un buen momento y la coyuntura no da tregua.

Los periodistas no estamos ajenos a los ataques ni a las presiones externa e internas.

El último informe que realizamos desde el Foro de Periodismo Argentino producto del trabajo que desarrolla en todo el país con el Monitoreo de Libertad de Expresión destaca que en el año 2021 se registró un 32% más de ataques que el año anterior y un 93% mas que en 2019.

El eterno tema de la publicidad oficial con distribución discrecional que ningún gobierno quiere cambiar, sigue siendo una amenaza para el ejercicio periodístico. No solo por el esquema arbitrario, sino porque habilitó la proliferación de medios pensados casi exclusivamente para ese cobro. Y en función de eso generaron estructuras que sin ese auxilio resultan difíciles de sostener.

Pero tenemos otras tiranías que deben ser observadas y atacan la esencia de nuestra tarea: por caso el clickbait. Las nuevas técnicas principalmente de escritura que tienen como objetivo, conseguir visitas a nuestra web para aumentar ingresos publicitarios. Así el extremo otra vez juega y los temas son recurrentes y giran en torno a lo mismo.

A esto se suma un aumento en la cantidad y variedad de funciones que trae consigo una mayor exposición de los periodistas al error.

No siempre el límite a la expresión llega con la intimación legal. La autocensura se activa cuando conscientemente asumimos la precariedad en el trabajo diario.

El otro gran tema de las comunidades con características de pueblo como las nuestras, es el reproche social. Y de manera reiterada la intolerancia social a las expresiones de los periodistas se hace sentir. En los lugares con mayor población el agravio se da en las marchas, en los lugares pequeños en el supermercado o en la puerta del colegio de nuestros hijos. Nunca un periodista es anónimo en un pueblo.

El escenario de trabajo esta cruzado por un planteo de negocios de los medios obligado a aggiornarse, por la sobrecarga de trabajo de los periodistas y la exposición al error, por la falta de tiempo y recursos para bucear en la verdadera información y sobre todo por la autocensura.

Usted se preguntará dónde está lo bueno. Debo decirle que  si volviera a nacer elegiría nuevamente esta profesión. Me abruma, me entusiasma, me apasiona, me golpea, me emociona, me agota, me incentiva, me sorprende, y todo eso me gusta.

Con casi 30 años de trabajo en el periodismo siento que valió la pena profundizar teoría sobre la materia. Fue tan importante como llenarme los pies de nieve y barro, viajar horas  para una cobertura, ver el dolor en la carne y el alma, llegar con los bomberos a un accidente y aprender a manejar los momentos más extremos. Y sobre todo fue tan importante estudiar como  escuchar a los que estaban antes que yo en el ejercicio de la profesión. Hoy siento que no puedo dejar de estudiarlo. Bucear en el mundo digital apasiona. Cada click es una invitación a aprender, a buscar nuevas herramientas y aplicarlas.

Me cuesta pensar qué me define como periodista, pero sí sé que NO ES

NO ES que todo te de igual. ES asombro constante

NO ES DEMAGOGIA. ES responsabilidad.

NO ES CONFRONTACION. ES escucha.

NO ES grito. ES palabra

NO ES poner el micrófono sin preguntar. ES tener la pregunta naturalmente en la punta de la lengua.

NO ES levantar el teléfono cinco minutos antes de ir al aire. ES chequear con tiempo.

NO ES sin asombro. ES con curiosidad.

NO ES sin pasión.

NO ES con horario fijo

NO ES la verdad absoluta.

NO ES objetividad, es subjetividad responsable.

NO ES la última palabra

El periodismo digital con propuestas como la de EQSnotas.com es el presente.

Pero también es insuficiente si los periodistas no somos capaces de pensar en la real esencia y sentido de la profesión aplicada a las nuevas tecnologías. Si no somos capaces de verlo, seremos los constructores  de nuestro propio final. No se trata de salir con un celular a grabar. Se trata de saber qué grabar, dónde buscarlo, cómo hacerlo, cuándo activar el registro, quién es el verdadero actor noticioso y para qué estoy haciendo todo lo anterior. Ni más ni menos que la esencia de las 5 W que introducen la noticia.

El escenario actual es realmente complejo, pero está en nosotros aportar para revertirlo. Es tan complejo que casi lo normalizamos. Lo peor que nos puede pasar.