Algo impensado meses atrás y lo que más asombró fue la derrota de las elecciones del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires.  Los que por entonces se habían adueñado del peronismo le causaban a dicho partido político su segunda derrota en la historia tras aquella sufrida en 1983 en el regreso a la democracia, con la victoria de Raúl Alfonsín como presidente y Armendariz como gobernador del distrito electoral más importante del país.

Pero volvamos a nuestra Argentina en aquel diciembre de 2015, la presidente Cristina Fernández de Kirchner se resistió a entregar el gobierno tal como lo señala el protocolo. En ese tiempo se  entendió como síntoma de derrota, de no rendición ante la realidad, pero viéndolo en perspectiva fue el primer signo que enviaba a sus tropas, a aquellos que durante esos 12 años de gobierno kirchnerista habían tenido beneficios.

En lo social una franja que creyó en su ascenso social, y en lo particular una tropa que había adquirido ganancias aún indemostrables o cuantificables.

El entusiasmo de Cambiemos lo llevó a proclamar la "pobreza 0" algo imposible para cualquier país super-desarrollado, a imaginar millones de inversores y de sentir esa cosa que el poder hace sentirse como dioses.

Claro que en esos primeros días de diciembre Cristina  ya había lanzado su estrategia para recuperar el gobierno o el poder que para muchos en esta incipiente democracia argentina parece ser lo mismo, mal para la democracia.

Así fue como se fue desarrollando el camino  a lo que serán las elecciones 2019 donde viendo el panorama para los comicios en octubre de este año, parece más que promisorio para las huestes de Cristina.

Por un lado los cortes de calle, las manifestaciones  pro-étnicas, cortes de ruta, las protestas gremiales, todo acto de desvalorización de la legitimidad del actual gobierno nacional, más allá de la racionalidad, le fueron dando a la estrategia de Cristina Fernández de Kirchner la fuerza política que hubiese perdido si ella hubiese salido el 13 de  diciembre a enfrentarlo a Macri.

Por la otra parte desaciertos, logros prometidos y no consumados, una inflación (hoy real) que no cesa, una sociedad que le había dado su voto y le pierde confianza.

El gobierno de Macri no tiene respuestas para esa Argentina que hace 2 años atrás mal o bien le respondía, esa Argentina que hoy quiere más que nunca, respuestas.

Faltan pocos días para las PASO, Primarias  Abiertas Simultáneas Obligatorias, un engendro que el Dr. Néstor Kirchner inventó y hasta el día de hoy  son un gran gasto para todos los argentinos.

En ese escenario Cristina Fernández de Kirchner se vislumbra como la gran triunfadora, eso sí en la provincia de Buenos Aires donde siempre repercute en el país.

Si fuera así,  la estrategia de que no voy a la reunión preliminar, de que no entrego el bastón de mando habrá triunfado...mi pregunta será: le servirá a los argentinos?