Y palabras más, palabras menos, quiere decir que el poder se pone en juego a cada momento, y que el calendario electoral obliga a la dirigencia política a estar permanentemente en campaña. Quien quiera posicionarse para gobernar dentro de dos años, debe marcar la cancha en agosto y octubre.

Esta máxima tiene ejemplos que la ratifican y otros que la contradicen. A nivel nacional, figuras como Francisco de Narváez y Sergio Massa se lucieron en elecciones de medio término pero luego no pudieron ratificarlo en las urnas dos años más tarde. En cambio en Chubut, se viene dando un fenómeno particular con la figura de Mario Das Neves.

Antes el radicalismo chubutense era hegemónico y ganaba siempre en las urnas, pero nunca por una paliza tal que ubicara a todos sus candidatos. Hasta 2005, siempre las bancas en el Congreso se repartían entre el partido que triunfaba y el que salía segundo. Pero en aquella oportunidad, las dos bancas que se ponían en juego fueron para la lista del entonces gobernador, que llevaba a Aldo Marconetto y Eva García de Moreno, ya que doblaron en votos a una figura de la UCR que parecía inexpugnable, como Carlos Maestro.

Fue un golpe terrible para el radicalismo, que volvió a sufrirlo en 2007, cuando la lista dasnevista ubicó a sus tres candidatos Mario Pais, Rosa Chiquichano y Manuel Morejón. Y el dasnevismo volvió a copar las bancas de la Cámara Baja en la elección de medio término de 2009, encabezada por el entonces vicegobernador Mario Vargas (que finalmente no asumió y lo reemplazó Oscar Currilén) y Nancy González.

Luego de un turbulento 2011 en el que a nivel nacional triunfó el FPV, Das Neves volvió a arrasar en la elección a diputados de 2013, yendo como candidato junto a Nelly Lagoria en la lista del Pach, dejando sin banca nada menos que aun ministro de Cristina Kirchner, como era Norberto Yauhar. Este repaso apunta a demostrar que en las últimas tres elecciones de este tipo, en 2005, 2009 y 2013, el dasnevismo tuvo victorias aplastantes y logró ubicar sus candidatos en las dos bancas en juego, sin dejar nada a sus rivales. Y precisamente este es el desafío que quiere volver a repetir Das Neves, para lo cual armó una lista con todo el peso posible.

El objetivo del gobierno provincial en medio de una fuerte disputa con la gestión de Cambiemos a nivel nacional, es demostrar al presidente Macri y sus colaboradores quién manda en la provincia. Das Neves y su equipo necesitan una lluvia de votos para ir a sentarse con los ministros nacionales a exigir medidas para la región, y también para terminar de acomodar los tantos en la Legislatura y lograr la mayoría que lo deje gobernar tranquilo.

Por ello la apuesta de la fórmula es nada menos que con la figura del vicegobernador Mariano Arcioni, un hombre de Comodoro Rivadavia, la ciudad donde más le hace falta hacer pie a Das Neves, ya que allí le fue muy mal en 2015. Y junto a él, una militante histórica de su agrupación en Trelew, como Rosa Muñoz, para dejar tranquila a la tropa propia, que en algún momento agitó la figura de Máximo Pérez Catán.

Para algunos puede sonar antipático, pero la realidad es que en las próximas elecciones en Chubut, ningún analista ni protagonista de la política duda de que la lista del frente Chubut Para Todos será la triunfadora y que el resto compite por el segundo puesto. La cuestión a dirimir es que diferencia la saca al segundo, porque en ese porcentaje se define si las dos bancas son para el primero o si se dividen una y una. Por ejemplo, si la lista de Arcioni obtiene 100 mil votos, quien salga segundo en octubre debe aspirar a obtener más de 50 mil sufragios. Si no llega, todo el triunfo será para el dasnevismo.

LA OPOSICION

Teniendo en cuenta este escenario, hay que decir que hasta aquí, la oposición parece venir jugando a favor del gobierno. Si el análisis pretende ser serio y no abrumar con datos al lector, debe decir que si bien hay 7 agrupaciones que en total presentan listas de candidatos a diputados nacionales, la pelea esta resumida a tres: como ya se dijo la lista del oficialismo, y luego la de Cambiemos y la que resulte electa de la interna entre 6 opciones dentro del FPV, el único frente que tiene que dirimir un candidato.

Ojalá el voto del electorado arroje alguna sorpresa que sacuda al establishment político, pero lo cierto es que las listas del PSA, el Trabajo y el Pueblo, el MST y el Partido Obrero, deberán batallar muy duro para lograr los casi 5 mil votos que requiere la ley para acceder a las elecciones generales del 22 de octubre.

Es decir que en agosto habrá distintas batallas que se jugarán en varios niveles, y que van a marcar los posicionamientos para las elecciones generales. Por un lado -como ya se dijo- el oficialismo quiere sacar una diferencia muy marcada, que demuestre que puede arrasar en la final y llevarse todo lo que está en juego.

Por otro lado están Cambiemos y el FPV, que pelearán por el segundo lugar y ver quién puede posicionarse como la alternativa al dasnevismo en Chubut. Pero con realidades distintas. La batalla que debe dar Cambiemos, integrada por la UCR y el PRO, es ver si puede lograr defender el modelo del gobierno nacional en un territorio donde la imagen de la gestión de Mauricio Macri no es favorable. Es un desafío muy complicado, porque hace dos años, ya se demostró que es una propuesta que no prende en Chubut, y muchos creen que si la gente le dio la espalda cuando aún eran una promesa, el resultado puede ser todavía peor ahora que las decisiones nacionales no parecen apuntar en beneficio de la región.

De todos modos, el escenario parece propicio para que el radicalismo logre ubicar a un diputado en el Congreso luego de una década, ya que el último fue Rafael Cambareri (curiosamente hoy jugando al lado de Das Neves), electo en 2003, quien dejó su banca en 2007. Encabeza la lista de unidad el abogado Gustavo Menna, con buena imagen en su ciudad, Comodoro Rivadavia, pero que busca hacerse conocido en el resto del territorio y que es recibido por funcionarios nacionales para mostrar que puede gestionar lo que la provincia necesita.

Muy distinto es el panorama del FPV, que antes de pensar en octubre, debe definir el 13 de agosto quien va a representar al PJ chubutense, en lo que suena más a una interna partidaria para demostrar quién manda luego de la derrota de 2015, en un escenario caótico de fractura y falta de conducción, que tornó imposible armar una lista de unidad.

En ese contexto, hay candidatos conocidos, y otros no tanto. Para mencionar sólo a quienes encabezan cada una de las propuestas, hay que decir que dos ex funcionarios de la gestión de Martín Buzzi aspiran a llegar al Congreso. Quien ocupó Chubut Deportes hasta hace dos años, el comodorense Ricardo Fueyo, es apoyado por el que parece ser el hombre de más peso electoral dentro del peronismo, como el intendente de la ciudad petrolera, Carlos Linares, sin dudas quin se muestra más cercano a cristina Kirchner en el escenario provincial. Mientras que en otra lista, el ex subsecretario de Asuntos Municipales, Néstor Hourcade, cuenta con el apoyo de la agrupación del diputado Javier Touriñán, y tambié marca siu pertenencia al cristinismo.

En otra lista estará alguien que por primera vez decidió competir en la arena política: el dirigente de Luz y Fuerza, Héctor González, quien se animó luego de que se bajara otro referente del sector Celeste y Blanco, como Jorge Aidar Bestene. Por otro lado, un hombre que se viene presentando con asistencia perfecta en los últimos años, Miguel "Cone" Díaz, volverá a ser de la partida encabezando otra de las propuestas en el PJ. Las dos listas restantes en la interna peronista son las de Luis Elías, de Movimiento Justicia Social, y la que encabeza Leandro Moyano como representante del gremio aparentemente más poderoso de Chubut: el de los Petroleros Privados que conduce Jorge "Loma" Ávila.

Mientras el peronismo debe desgastarse en esta feroz disputa interna, Chubut para Todos y Cambiemos tienen el respaldo de los dos gobiernos, el provincial en un caso, y el nacional en el otro. Y vienen desarrollando sus campañas con más recursos y más espacio en los medios. El peronismo debe remontar un escenario desfavorable y con un desafío enorme: que las cinco listas que pierdan apoyen al ganador, y que logren que sus votos se transfieran en las elecciones generales. Algo que parece casi imposible.

Como se ve, para la gente pueden ser elecciones apáticas, y se nota cierto mal humor para ir a votar cuando el ciudadano de a pie tiene claramente la cabeza en otros problemas cotidianos, como por ejemplo llegar a fin de mes y no perder el trabajo. Pero para la dirigencia política, en agosto comienza a disputarse una carrera en la que se juegan su futuro, y que va a marcar la suerte de lo que puede ocurrir en 2019.