Una enorme tristeza del alma he sentido en la jornada del pasado jueves por lo sucedido frente y dentro de lo que tendría que ser el símbolo de nuestra incipiente débil democracia a lo largo de nuestros 200 años de vida.

Me pregunto si los argentinos hemos perdido no solamente el rumbo como país-lo cual considero que es así- y peligrosamente la cordura.

Me interesaría reflexionar un poco más allá, preguntémonos cómo se fue construyendo nuestra identidad argentina.

Una primaria colonización española, interacción con pueblos originarios, ínfima llegada de esclavos negros y una generación de criollos burgueses que proclamaron la independencia del territorio que hoy es reconocido como Argentina.

Fueron tiempos de luchas libertarias, de acomodamientos de estilos de gobierno, hasta que se proclamó la Nación Argentina y se juró la Constitución Nacional allá por 1853.

La historia siguió adelante, hubo fuertes inmigraciones en distintos períodos, la gran mayoría por gente que buscaba nuevos horizontes para construir su vida (Argentina crisol de razas), en muchos de los casos cuasi desterrados de sus lugares, pero que llegaron a esta parte del Nuevo Mundo con empuje, con ganas de reconstruir su dignidad de seres humanos. Se sacrificaron y, a pesar de las desigualdades sociales salieron adelante.

En lo político, como producto de muchas luchas tuvieron su amplio reconocimiento con los gobiernos de Juan Perón y tuvieron en Evita una aliada incondicional en Evita que "renunció a los honores pero no a la lucha".

Pero también por entonces estaba no solo el país del reconocimiento obrero sino el que acumulaba riqueza dada la situación internacional.

Llegó el golpe del `55, amores y odios enfrentados, una comunidad que empezaba a ser organizada, comienza a declinar.

Un débil simulo de democracia que fue cayendo periódicamente ante los personeros del poder: la cúpula militar.

El regreso de Perón pareció ponerle paños fríos a una situación de violencia social que se vivía por aquellos años, pero el país, la Argentina estaba dividida, como estuvo en sus orígenes entre saavedristas y morenistas, entre unitarios y federales, entre conservadores y radicales, entre peronistas y gorilas.

Vino la década negra (me detendré en otro momento a dar cuenta de infierno y sus actores y propulsores que tiene un parecido a la realidad de hoy),  y sobreviviendo a ella los ARGENTINOS celebramos  el regreso a la democracia: "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" tal como lo declama nuestra Constitución Nacional.

Más de 30 años en los cuales pareciera que defenestramos la idea de unidad, renegamos de nuestra identidad, nos hemos enfrentado en pelea de pobres contra pobres, en los cuales no se ha podido concebir una dirigencia que represente a un sector de este pueblo y otra dirigencia que represente al otro sector y que con un diálogo inteligente y maduro generen un proyecto de crecimiento para los casi 50 millones de argentinos que , hoy son rehenes de mafias, narcotraficantes, blanqueadores de dineros, de empresarios  inescrupulosos, funcionarios corruptos y dirigentes manipuladores,  pero sobre todo de los dominadores del mundo llamen como se llamen y  vengan de donde vengan.

Ya lo decía Martín Fierro "si entre nosotros peleamos nos devoran los de afuera"