Por Sergio Sepiurka - Concejal de Esquel

Hace hoy un siglo, el 22 de noviembre de 1919, Francisco Pascasio Moreno, fallecía en Buenos Aires a los 67 años. Fue su último viaje. Tres días antes le había enviado una carta a su colaborador Emilio Frey, quien vivía en Bariloche, anunciándole que pronto lo visitaría para concretar los sueños de cordillera por los que tanto había trabajado. Frey recibió la carta junto un telegrama con la noticia del fallecimiento de Moreno.

Nacido el 31 de mayo de 1852, Moreno descubrió la Patagonia a través de cinco memorables expediciones veinteañeras que lo llevaron a recorrerla como nadie a partir de 1873, luego que despertara su interés por la misma el contacto con el coronel Luis Jorge Fontana quien le remitió desde Carmen de Patagones, restos antropológicos y paleontológicos hallados en el valle del Río Negro.

A partir de 1881, Moreno fue el gran estratega de la Comisión de Límites con Chile que funcionó hasta que un fallo arbitral definió en 1902 la soberanía argentina sobre la mayor parte de los valles andino patagónicos en disputa. Moreno organizó desde el Museo de La Plata un equipo formidable que trabajó durante 20 años y permitió argumentar con solidez ante el arbitraje británico, la pretendida línea argentina.

A 100 años del fallecimiento del Perito Moreno

Una década después, asegurada la soberanía, Moreno apoyó calurosamente el trabajo de la Comisión de Estudios Hidrológicos (1911-1914) que trazó planes fantásticos en el Corredor de los Lagos Andino-Patagónicos que incluían, represas hidroeléctricas, un corredor férreo-lacustre y una ciudad industrial en Nahuel Huapi que sería la Capital de la Provincia Cordillerana de los Lagos.

Y desde 1903 fue desprendiéndose de las 22 leguas con las que el Congreso de la Nación premió sus contribuciones al engrandecimiento de la Nación. Tres leguas donó para la creación del Parque Nacional del Sud (actual Nahuel Huapi) y el resto para mejorar la educación infantil mediante las Escuelas Patria y la Asociación de Boy Scouts, entre otras iniciativas. Murió sin un centavo.

Pero no fue el económico su principal sacrificio. Su esposa Ana Varela murió en Chile de tifus luego de haber cruzado la Cordillera de los Andes acompañando a su marido que había sido designado Perito en la cuestión limítrofe. Y en mayo de 1902, cuando recorría con el árbitro Sir Thomas Holdich la zona en disputa, recibió la noticia del fallecimiento de uno de sus hijos pequeños, Florencio.

Moreno avizoró el futuro promisorio de Esquel cuando acampó durante la Navidad de 1879 en inmediaciones del actual aeropuerto, antes de marchar a Tecka para reunirse con el cacique Inacayal y luego continuar hacia el Norte en uno de sus viajes más recordados. Aquí escribió una recordada carta al Ministro Benjamín Zorrilla que permaneció archivada por varios años donde decía:

"Acampamos en el paradero Esguel, cerca de la laguna, junto a un bosque de haya antártica, para hacer nuestras mediciones astronómicas. Es uno de los puntos más lindos como sitio poblable que he visto en la Patagonia. Más allá del abra fértil donde hoy se extiende el paradero de indio nómade, se levantará algún día una gran ciudad argentina."

Diez años atrás, en enero de 1870, el marino inglés Jorge Musters había acampado en ese mismo sitio junto a un grupo de patagones coincidiendo con otro de araucanos llegado desde otro lugar y describiendo esa temporada de 8 días como muy placentera. Allí se escribió por primera vez el nombre Esguel-Kaike que cumplirá pronto entonces 150 años de su primera escritura.

Y por allí pasó Moreno y extendió su mirada sin límites vislumbrando a Esquel como un hermoso sitio poblable hace 140 años. Somos entonces ese lugar de encuentro que quedó establecido junto a los toldos sobre el viejo paradero. Y aunque hace ya un siglo que Moreno no está sobre la tierra, tal vez nos sigue alumbrando desde alguna de las estrellas que vino a medir en aquella Navidad de 1879, para recordarnos nuestro destino de encuentro, paz y progreso.

1) NOTA DEL AUTOR: Sobre el viejo paradero Esquel, se construye actualmente un nuevo Aeropuerto cuya arquitectura está inspirada justamente en la estructura de un toldo tehuelche.