Facundo Molares Schoenfeld es hijo del Juez de Paz de la localidad de Trevelin y desde hace varios días permanece internado con un estado de salud muy delicado en Bolivia.

La información que trascendió tiene origen en la declaración de la Policía de Santa Cruz, quien informó que el joven resultó herido en un enfrentamiento entre afines a Evo Morales y los grupos cívicos y que era miembro de las FARC.

El Juez Nestor Molares realizó declaraciones al diario Perfil sobre la situación de salud de su hijo y la pertenencia a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

En la entrevista explicó la situación y aseguró que lo único que quiere es que se resguarde la salud de su hijo y desmintió cualquier vinculación actual de Facundo con algún grupo guerrillero.

Afirmó que había viajado al país andino como fotorreportero y que allí se le presentó un problema de salud.

Consultado sobre el contacto que tuvo con Facundo desde que está internado en Bolivia, manifestó "Llegamos a Santa Cruz de la Sierra el 12 de noviembre a la noche, porque el día anterior nos había llegado un llamado anónimo en el que nos decían que mi hijo estaba mal y lo habían internado. Salimos corriendo con mi señora, que no es la mamá de Facundo (ella falleció), tomamos el vuelo que conseguimos y llegamos al Hospital Japonés a las 21 horas aproximadamente. Al llegar, pregunto por mi hijo y me dicen que no había ningún Facundo Molares registrado. Me dicen que hay un NN. Pido verlo, entro en la sala y estaba sin conocimiento, con un coma inducido, con respirador y sondas. Pido hablar con el médico, para saber su estado. El médico toma unas radiografías y me explica que tiene perdigones alojados en la cabeza, pero que no eran recientes, que estaban dentro del cerebro y eran de vieja data. Pregunto si eso acarrea peligro y me dicen que no. Que el problema que Facundo es que los riñones no le funcionan."

Molares aclara luego que "contrariamente a lo que se afirma en algunos medios, no tiene ninguna herida de bala. Es absolutamente falso que tenga una herida de bala y tampoco es cierto que lo hayan capturado en un tiroteo."

Luego de ese primer momento aclara que lo dejaron ver a su hijo sólo quince minutos. "Fui a comprar medicamentos enfrente y cuando volví me encuentro con un vehículo y tres personas que se identifican como policías. Me dicen que los acompañe a una comisaría. yo tenía renuencia a acompañarlos. Les decía "cualquier declaración que quieran tomarme puedo darla acá" y me dijeron que no, que los tenía que acompañar. Cuando yo les pedí una orden de un juez, como corresponde, y que me digan bajo qué condiciones voy me respondieron "basta, acompáñenos", ahí sacaron las esposas y me agarraron el brazo. No me llegaron a esposar porque cuando vi que las cosas iban en esos términos dije: "Bueno, vamos".

Además destaca que desde allí lo trasladaron 60 kilómetros. Cuando intentó en un momento enviar un WhatsApp a un amigo para contarle que los estaban trasladando "me sacaron el celular y nos tuvieron 25 horas incomunicados y sometidos a interrogatorios. No ejercieron violencia física, pero si psicológica. Nos liberaron recién al otro día, prácticamente sin comer ni servicios sanitarios. Pedí hablar con el abogado, llamar al cónsul, pero me fue negado todo el tiempo. No voy a reproducir los términos en los que me trataron, exacerbados por una situación política muy caótica. Nos soltaron el miércoles a las 10 de la noche y volvimos en un taxi dudoso. Nos dijeron que tuviéramos cuidado, porque si se sabía mi apellido nos iban a masacrar. Yo estaba muy preocupado por mi señora, por lo que me fui al aeropuerto y abordamos un avión. A mi hijo lo pude ver 15 minutos. Me impidieron todo tipo de contacto y de acercamiento".

Más adelante indicó que su hijo permanece en coma inducido y que está siguiendo la situación con el cónsul argentino en Santa Cruz de la Sierra. "Estoy haciendo gestiones con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, La Cruz Roja Internacional, la Iglesia Católica y haré gestiones ante Corte Internamericana de Derechos Humanos".

Finalmente Molares admite que su hijo fue oficial de las FARC "pero en 2017 entregó las armas y dejó toda actividad, en el marco de un proceso de paz homologado por Naciones Unidas. Siguió haciendo política como militante y el Partido Comunista de Argentina lo eligió para que sea fotorreportero de la Revista Centenario. Por ese trabajo viajó a Bolivia."

Molares reitera "Que quede claro que se retiró de Colombia y no volvió más a las armas. Y no es miembro del grupo guerrillero FARC disidente como se dijo. No se puede acusar a alguien por el pasado ni perseguirlo por cuestiones políticas ni ideológicas. Hay una utilización política de esto, que es conveniente para algunos sectores. Yo no voy a permitir que se utilice a mi hijo como un tributo. Si tienen elementos de prueba que lo imputen del delito que consideran que cometió, que le hagan un juicio justo y si tiene alguna condena que la cumpla. No es un contratado de las FARC, ni del gobierno boliviano anterior, ni ninguna de las barbaridades que se han dicho".

(Fuente www.perfil.com).JPA/MC