El hecho ocurrió el 17 de diciembre en la vivienda que compartía una pareja, padres de un bebé de dos meses. El episodio de violencia hacia la mujer fue alertado por un vecino que dio aviso a la policía. El hombre enfrentó a los uniformados y no les permitió intervenir. Los sucesos se prolongaron por varias horas, finalizando con el allanamiento y detención, luego de haber trasladado a la víctima con su bebé al hospital. 

En la audiencia de control de la detención se dispuso la prisión preventiva por un mes. Este martes, la Fiscalía pidió que continúe detenido por quince días más, término en el que presentará la acusación pública.

El imputado tiene antecedentes condenatorios por situaciones de violencia de género contra parejas anteriores. Cumplió condena por esos hechos, recuperó la libertad y volvió a formar pareja con la víctima.

La fiscal Rafaella Riccono expuso el caso, la conducta del imputado hacia el personal policial, la necesidad de la policía de llevar refuerzos y la imposibilidad de hacerlo deponer de su actitud hasta que se ingresó en horas de la mañana con orden judicial. Riccono resaltó que el imputado amenazó a una testigo y que de sus antecedentes surge claro que no respeta a la autoridad, ni internaliza las normas y que por estas circunstancias hay un claro peligro si se dispone una medida menos gravosa que el encierro efectivo.

La defensa planteó la posibilidad del arresto domiciliario en el domicilio en que convive con su pareja, con el consentimiento de ella y supletoriamente la posibilidad de ofrecer una vivienda que el imputado alquilaría en otro barrio de la ciudad.

La fiscal Rafaella Riccono expuso el caso (Foto: Fiscalía Esquel)
La fiscal Rafaella Riccono expuso el caso (Foto: Fiscalía Esquel)

La justificación de la violencia habla de alta vulnerabilidad

La víctima quiso hablar. Dio su versión de lo ocurrido esa noche, una versión tendiente a justificar la actitud del imputado, frente a la policía y con ella. Dijo que el no le pegó, que discutieron, que ella gritaba por la discusión, reconoció que en un momento el le dio un “palmazo” porque ella le gritaba. Luego dijo que fue mucha policía, que ella le decía al imputado que les diga que se vayan, que ya está.

Las preguntas de la fiscal permitieron evidenciar lo no dicho, la coacción del imputado diciendo que ella podía salir, pero no el bebé, que la golpeó, que enfrentó a la policía con un cuchillo y que les arrojó a los uniformados una botella.

Por su parte el imputado dijo que quería defender a su bebé, que es la primera vez que puede estar cerca de un hijo y que desea protegerlo y que quiere estar en libertad para estar con su familia.

El juez Ricardo Rolón vio claramente la situación de vulnerabilidad y riesgo para la víctima. Señaló que fueron analizados los elementos llevados por la Fiscalía para contar con la probabilidad requerida en esta etapa del proceso de que el hecho ocurrió y el imputado es su autor y luego les habló a los dos, a la víctima y al imputado, en términos claros y precisos.

A ella le dijo que el imputado no le puede pegar “un palmazo” en ninguna circunstancia, que nunca un hombre le puede pegar a una mujer, que eso es violencia de género y el Estado tiene la obligación de intervenir para sancionarla. Le explicó que su relato evidencia un alto grado de vulnerabilidad. Añadió que el imputado “acomoda” las leyes en su beneficio, que no puedo golpear a una mujer, ni enfrentar con un cuchillo a la policía.

Coincidió con la fiscal en que es necesario mantener la prisión preventiva en comisaría y entendió que el plazo requerido es proporcional. Dispuso la continuidad de la prisión preventiva por 15 días, plazo en el que se realizará una nueva audiencia.

La defensa planteó la posibilidad del arresto domiciliario (Foto: Fiscalía Esquel)
La defensa planteó la posibilidad del arresto domiciliario (Foto: Fiscalía Esquel)