Por Milagros Nores 

El trasplante de médula para la joven Sandra Quispe Ochoa, de 14 años, fue indicado por los médicos cuando la cuarentena por coronavirus comenzaba a cerrar las últimas puertas y fronteras del país. La familia Quispe había quedado partida entre Aldea Escolar, en Trevelin y Córdoba, enfrentando un diagnóstico lapidario.

Reunirse era urgente. "Ustedes tienen que llegar sí o sí a Córdoba, aunque sea caminando" le ordenaron a Don Basilio los médicos del Hospital Italiano de esa ciudad. Sandra los esperaba con su mamá, había comenzado un nuevo tratamiento contra la leucemia y no había tiempo que perder. Toda la familia debía someterse a estudios para detectar quién podía ser el donante de médula ósea para Sandra.

Tal como está estipulado a nivel internacional, los primeros donantes se buscan entre los familiares. A pesar de que este procedimiento tiene la mejor probabilidad de supervivencia y de posible cura, las estadísticas indican que lo más difícil es la compatibilidad: 3 de cada 4 personas no tendrá un familiar compatible para médula ósea, y debe buscarse un donante externo.

Trasplante de médula:Dos hermanas unidas en una misión de amor

En diálogo con EQS Notas, Basilio Quispe abre su corazón y relata cómo sorteó todos los obstáculos para llegar a Córdoba en un especial momento por la cuarentena. La sorpresa llegó cuando él mismo y su pequeña hijita resultaron compatibles para ser donantes y devolverle la esperanza de vida a su hija mayor.

Trasplante de médula:Dos hermanas unidas en una misión de amor
Sandra Quispe

Don Basilio había regresado de Córdoba a la Aldea en el verano, para retomar su trabajo y poder sostener económicamente las vidas separadas desde que Sandra fue derivada a Córdoba de urgencia en diciembre, acompañada por su mamá. Con él quedaron su hijo Fran Alex, de doce años, su hijita menor, Melina, de cuatro y la abuela.

"Fue todo muy rápido. Sandra iba bien, cuando le detectaron la enfermedad en 2017 había viajado cada mes a Córdoba para hacer el tratamiento y se había recuperado. Pasó el tiempo, estaba cursando su secundaria en la escuela 7724. Pero en septiembre del año pasado le hicieron un análisis y le dieron muy abajo las plaquetas".

"No sabía qué hacer. Me fui a la tarde a sacarla de la escuela. Ella entendió. Ya se sentía muy mal". Otro golpe duro para una familia sencilla, que se gana su sustento diariamente. Basilio es agricultor para una empresa que comercializa a otras provincias plantines de frutillas. También tiene una chacrita para consumo propio.

Sandra viajó en avión sanitario desde Esquel. "Nos ayudaron mucho los vecinos, el municipio, también la escuela, mis hermanos de la iglesia, todos nos conocen en la Aldea y estamos muy agradecidos". En Córdoba la obra social Osprera les asignó un departamento y se instalaron. Basilio acompañó un tiempo, pero no podía dejar su trabajo. "Me volví, trabajé dos meses para juntar dinero y tenía que regresar a Córdoba el 19 de marzo. Ahí empezó la cuarentena y ya no pudimos tomar ni colectivo ni avión".

Los trámites comenzaron en uno y otro lado: no solo lograr el turno para el trasplante, sino las gestiones con la obra social, con gendarmería, con el intendente y todas las puertas que había que tocar para obtener un permiso especial y poder cruzar fronteras con menores, con el tiempo pisándole los talones. Finalmente las autoridades le permitieron ir manejando a Córdoba con Melina y una sobrina. Dejó la chacra a cuidado de su hijo y la abuela.

Trasplante de médula:Dos hermanas unidas en una misión de amor

 Melina, un aliento de vida para su hermana

Sandra se trataba en el Italiano, pero a raíz de complicaciones con la cuarentena definieron trasplantarla en el Sanatorio Allende. En ese momento se definió que Melina, a pesar de sus cuatro años, era más apropiada para donar la médula a Sandra. "Mi esposa se sentó con ella y le dijo ´vos vas a regalar un poquito de sangre a tu hermana´.

Las chicas tuvieron que prepararse para el procedimiento. Para la pequeña Melina, implicó recibir algunas vacunas para estimular el trabajo de la médula y poder pasarla a su hermana a través de un catéter. "Fue difícil pero las dos ya están bien" reconoce su papá. "Fue una intervención sin cirugía pero todo duró tres días".

"Ahora están subiendo los glóbulos blancos y le dijeron que la médula está produciendo" informó Basilio. Melina volvió a su vida entre el departamento y el sanatorio; por su parte, Sandra "es calladita, ahí lo va llevando. Acá va a tener que tener una maestra domiciliaria porque quizás tengamos que quedarnos un tiempo más" comenta su papá.

Aún queda un largo recorrido para la familia Quispe Ochoa.

Vos también podés ser donante: 

Centros de donación en Esquel: BANCO DE SANGRE HZE: 02945 547305// HEMOCENTRO ESQUEL: 02945 533002

Todo lo que tenés que saber: 

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Sandra Quispe Ochoa necesita dadores de sangre de cualquier tipo y factor en el Sanatorio Allende.