El deporte de la "ovalada" se practica en Esquel desde la década del 60'. Fernando Esponda es uno de los jugadores que nutre la historia del rugby de Esquel formado en el recordado Club Los Dogos. El recuerdo del inicio, los momentos vividos y sobre todo deja en claro que fue "fundamental" en su vida.

EQSnotas.com entrevistó a Fernando Esponda, quién vistió los colores de Los Dogos en su adolescencia hasta que luego de finalizar la secundaria decidió continuar estudiando fuera de Esquel "estoy radicado en Córdoba desde hace 25 años, primero estuve en Córdoba Capital, luego formé mi familia y construí mi casa en el interior, en la ciudad de Pilar a 48 km de la capital" indica en contacto con nuestro medio.

Comenzó a practicar rugby en el año 1987, "llego junto a Julián Antar, un amigo de la infancia. Con los hermanos Antar teníamos una relación de jugar en la plaza San Martín todos los días, era fútbol a la hora de la siesta".

Recuerda también el grupo de vecinos cercanos "los Farías y los Williams" por ejemplo. Fernando relata que después de cursar a la mañana la primaria en el colegio Salesiano, por las tardes jugábamos en la plaza. Cada tanto, surgía esto que mirábamos de reojo esa pelota rara y ovalada que nos generaba curiosidad y queríamos saber de qué se trataba", hace un silencio y continúa "de pronto, un sábado cualquiera, caminábamos por la calle Perito Moreno de regreso a casa y cerca de la cerrajería de Di Prinzio había un grupito de chicos, que estaban moviendo una guinda, me sumé a jugar y ahí me quedé. Entrenábamos martes y jueves alas 6 de la tarde, y luego los sábados se entrenaba o eventualmente se jugaba en la cancha del Ejército Argentino en la entrada de Esquel".

"Me acuerdo que éramos poquitos, y mi primer maestro fue Aramis "Loly" Ventura, estaban también otros papás que estaban en la organización como el "profe" Hildebrandt, que era muy activo, que tenía a su hijo en la división, la señora Cora mamá de Tomás y Abel Gauna".

Esponda recuerda con afecto a Di Prinzio "era un hombre que aportaba mucho, estaba su familia trabajando en el club, era muy laborioso, cuando llegaba en su F100 blanca con cúpula, caía con sus hijos y con su esposa, también con el equipo de asador, parrilla, vasos, platos, caballetes, era completo, un dirigente re comprometido. Había un número importante de familias que llevaban a sus hijos al club y se quedaban como espectadores y colaboradores" comenta sobre los técnicos, dirigentes y colaboradores de aquel momento.

Respecto a los compañeros en sus inicios Esponda menciona algunos nombres "de esa época, te puedo nombrar a "el Oso" Andrés Williams y su primo Martín "Chanchurri" González, Adrián "Pepo" Alarcón y su hermano Ricky, Juan Cruz Lagos con su hermano y su primo Pancho Serantes, los hermanos y primos De Bernardi, los Arienti, los Ripa, los Nardelli, los hermanos Federico y Martin Muller, los Falco, "Cochi" Navarro. Cada uno venía con un hermano o un primo a jugar, o con un amigo".

Los técnicos lo acompañaron en las diferentes categorías "Tuve a Rodolfo Ravarotto, Andrés Müller, Chupete Sandoval, Rudy Murúa, Andrés Plager, César Navarro, "el chapa" Mermoud, que era un animador y motivador impresionante, todos ellos además de jugar en la primera del club, se hacían cargo de dirigir juveniles, que era la división cuarta, sexta, y también había octava, décima y prédecima, los más pequeñitos".

Los recuerdos inundan su relato y con emoción continúa su viaje en el tiempo "para mí lo inolvidable fue vivir toda la secundaria con este deporte que es tan amiguero y entretenido. Haber jugado con todos los clubes de la provincia de Chubut y también de participar de la incipiente formación de un campeonato juvenil con los equipos de Bariloche, San Martín de los Andes, El Bolsón y Trevelin, que estaban los Draig Goch".

"En ese momento el auge fue tanto que hasta compartimos alguna gira por los 7 Lagos, jugando en escenarios increíbles como son los paisajes patagónicos cordilleranos y los costeros. En la época de que Chupete Sandoval y Andrés Müller armaron "La Barraca", era amanecer ahí con los compañeros del club, era un lugar de encuentro y sede de juntadas, era un espacio que tenía una convocatoria ya que no contábamos con nuestra sede de club" recuerda.

Pero no todo era el trabajo del club en el club sino también la apertura a otros espacios y la recepción de clubes visitantes del país "También fue parte de la historia de Los Dogos, las visitas de las divisiones juveniles de CUBA y Regatas de Villa Vista, fue una etapa de rebeldía y de mucha organización para el rugby de Esquel, ya que traer estos clubes tan tradicionales de Buenos Aires fue un hito, para darse una idea de lo que significó, por ejemplo, CUBA tiene más de 100 años y un montón de jugadores de seleccionado de Los Pumas, esa visita fue una gran experiencia y una vivencia riquísima".

Los deportes tienen para quienes lo practican, dos niveles de importancia: la competencia en sí y el pasatiempo, a lo que se le agrega la función social, Fernando Esponda destaca estos aspectos en la práctica del rugby: "hay un plan hacia una cultura nueva, a largo plazo. También hay algunos clubes que solo hacen "careta" o "máscara" de esto y en realidad tienen enraizados disvalores, eso de creerse impunes o sobreentrenar jugadores para que después sean patovicas no está nada bueno. Yo creo que todos venimos con algo de la casa, de la escuela también, y el rugby refuerza esa tendencia. El pertenecer a algo para los adolescentes es algo muy valioso... Los pibes en todas las épocas se mueven en grupos, por lo que es muy importante para la franja entre los 13 a los 21 años".

El rugby y el club son definidos como "sitios amigables" para Fernando quien agrega "vestir una camiseta, seguir una rutina de entrenamiento, estar presente en la organización deportiva, es el camino del esfuerzo y la dedicación, eso sí, lo vas descubriendo de grande, cuando ves lo difícil que es plantear un club y el esfuerzo de tanta gente mayor que sostiene todo esto, empezando por los padres que invierten su dinero para que su hijo sea en definitiva una persona sana".

Actualmente Esponda vive en Río Segundo, donde es "profe" de infantiles y adolescentes. Se capacitó y obtuvo el correspondiente certificado por parte de la Unión Cordobesa de Rugby. Es periodista, está casado con Roxana, profesora de Historia, con quién tuvo dos hijos: Florencia estudiante universitaria del 3er año de Psicología y Santiago también estudiante de la carrera de Historia.

"Soy un agradecido de la vida a Los Dogos, son grandes motivadores, gente apasionada. Una foto, un recuerdo compartido, una anécdota, cada tanto una llamada me vincula a Esquel con alguno de los jugadores de mi camada, yo también trato de seguir lo que los mayores inculcaron con su ejemplo, con su legado, es difícil porque es enorme lo que han hecho por Los Dogos y veo que lo siguen haciendo ahora en el Esquel Rugby Club y eso está muy bueno" señala.

Es constante en su recuerdo el valor que le da a la dirigencia de Esquel, a Juan Cruz Lagos quien hoy preside y todo el equipo que está detrás.

"A muchos pibes que integramos este plantel en la adolescencia nos mejoró la calidad de vida y nos dio una pauta para crecer, aprender. Muchas veces la pelota es la primera excusa para socializar con jugadores de otras provincias, para entablar relaciones y para contagiar lo que es en sí una identidad, la del esquelense."

Allá, pero acá. Con las puertas abiertas en Córdoba para los que quieran sumarse en algún club de esa zona "acá hay mucho desarrollo y eso contribuye a generar reencuentros" destaca finalmente.