Una segunda oportunidad llega para la Casa del Blues. El bodegón reabre la segunda semana de julio con toda la expectativa por superar viejos y nuevos obstáculos en un año difícil para el comercio local.

Los primeros días de abril de 2018 se apagaba esta esquina mítica para la ciudad, la única en donde la música era protagonista indiscutida. Siempre vibrante, luminosa, convocante. En los últimos tiempos, era una esquina gris, tapiada con diarios tras la drástica decisión de Rudy Murua, su dueño, de cerrar las puertas por múltiples motivos, rematados por el brusco tarifazo y el pago escalonado.

"La gente simplemente cortó las salidas a comer, dejó de gastar en eso" Decía Rudy en ese tiempo, con hondo pesar.

Pero Rudy no es solo el dueño de una pizzería/bar musical. Es el tipo que durante mucho tiempo, tiró el carro de la música y la cultura en la ciudad. Con El Bodegón, logró que Esquel sea reconocido más allá de sus bellezas naturales, como destino musical en el mundo rockero y especialmente del blues, al transformarse en un punto obligado de desembarco para tantos músicos de gira. En su escenario se lucieron grandes artistas de porte internacional y local, pero también amateurs y escuelas de música. Los brazos siempre abiertos, en un permanente intercambio de saberes e identidades en toda la región y el país.

Rudy contó a EQSnotas que cuando cerró "No te miento, aparecieron ocho supuestos compradores, de Esquel, de Comodoro, de Buenos Aires. La mayoría quería que yo quedara adentro, manejando el lugar. Tenían la plata, dejábamos listo el boleto de compraventa, pero pasaba el tiempo y se fueron echando atrás, no se animaron".

Finalmente, El Bodegón consiguió un socio. Nada menos que un conocido vecino de Esquel, y como se dice en la jerga "del palo". Nacho Tascón será de la partida y es el nuevo socio de Rudy en este nuevo emprendimiento que no está lejos de aquella crisis, pero vuelve a apostar.

"Con Nacho empezamos a charlar viendo qué cosas podían hacerse diferente. Y él se quedó con el 50% de los bienes. Ahora a empezar de nuevo, con algunos cambios. Mi autocrítica es que fui muy condescendiente con muchas cosas, y también desordenado" confiesa Rudy y agrega "Sé que tengo que ser más prolijo, no tan alocado. En muchas cosas me mandaba de cabeza y perdía plata. Creo que Nacho me va a ayudar a organizarme un poco".

Una de las principales dificultades de Rudy tenía que ver con el pago de los derechos de espectáculo. En Esquel, encontraba mucha reticencia de los clientes/amigos a pagarlo, y muchas veces debía hacerse cargo: "Fijate que nunca cobré más de cien pesos el derecho a un show. ¿Dónde vas a ir a ver a un festival de blues en un bar por esa plata?".

Al respecto, tiene algunos planes para modificar el esquema anterior, que se irán probando con los artistas locales. "La diferencia con el artista de afuera es que ahí me tengo que mover yo para que venda entradas, pero aún así yo traía shows a veces viernes y sábado. Siempre fue un riesgo y hoy sigue siendo un riesgo. Pero la mala racha tiene que pasar. Arriesgo y apuesto", dice Rudy comprobando lo que ya se intuía: que no se iba a dar por vencido.

"La política del bar es cultural. Lo arranco por ese lado. Cena, música, teatro. No me interesa la trasnoche. Prefiero que siga siendo familiar, con chicos corriendo. Y le sumé una barra más de cerveza artesanal".

"Esto es para la gente, para seguir aportando un granito de arena a Esquel" -asegura.