Doña Clementina y el orgullo de los carreros: “Que no se pierda esta experiencia”
Con 84 años, la pobladora de Alto Río Percy emocionó a los presentes al recordar la nobleza de una actividad que marcó a generaciones.
Con palabras cargadas de emoción y gratitud, doña Clementina Fonseca, de 84 años, se convirtió en la voz de los vecinos y familias de carreros en la Fiesta Provincial que comenzó este sábado en Esquel.
Desde Alto Río Percy, lugar que lleva impregnado en su historia las huellas de esta noble actividad, destacó el valor de una labor que marcó generaciones y sostuvo a las familias de la región.
“Les doy muchísimas gracias por estar aquí, por venir a compartir estas horas tan buenas con estos catangueros”, comenzó su discurso.
Sus palabras, simples y profundas, retrataron el esfuerzo y el sacrificio que significaba la vida de los carreros. Desde la crianza y guía de los bueyes hasta el arduo trabajo de cortar y transportar la leña, doña Clementina dejó en claro que esta actividad era vital en tiempos en que el pan de cada día dependía del catango y los bueyes.
Un homenaje a los bueyes
Con una conexión profunda hacia los animales que hicieron posible esta labor, recordó: “A los bueyes los quiero mucho, porque son esos pobres animalitos que siempre, atados a un palo o a un catango, han tenido que sufrir todas las inclemencias del tiempo: caminos con yuyos, con helada, con escarcha, y a veces poca comida. Todo para que nuestro pan llegue a nuestras casas”.
El mensaje de Clementina no fue solo un recuerdo del pasado, sino también un llamado a valorar y preservar esta tradición: “Que siempre los pocos bueyes que quedan, los aprecien mucho, y que sigan adelante todos los catangueros que todavía pueden andar en la calle y manejar un catango de bueyes”.
Un legado de valentía
En su discurso, Clementina no dejó de reconocer el esfuerzo de quienes mantienen viva esta tradición, destacando a una joven de apellido Millapán que, a pesar de su vida en la ciudad, tuvo el coraje de tomar las riendas de un catango. “Le admiro mucho por tener ese coraje para manejar un catango de bueyes”, expresó con admiración.
Un cierre que conmovió a todos
La intervención de Clementina culminó con un mensaje que trascendió la actividad de los carreros, apelando a la identidad y la fortaleza de la comunidad. “Que sigamos adelante, que no dejemos caer los brazos, que seamos siempre los mismos pobladores del territorio del Percy. ¡Que viva la Patria! Gracias”, concluyó, arrancando aplausos y dejando una huella imborrable en los presentes.
En el corazón de Alto Río Percy, en un escenario lleno de tradición y recuerdos, doña Clementina Fonseca, de 84 años, inauguró la Fiesta Provincial del Carrero con un mensaje tan profundo como emotivo. La celebración rinde homenaje a quienes dedicaron su vida a una actividad que fue vital para la comunidad: el trabajo de los carreros, hombres y mujeres que, junto a sus yuntas de bueyes, recorrieron largos caminos transportando leña y manteniendo viva la conexión entre el campo y los poblados.
“El carrero no solo llevaba leña, llevaba sueños”
Doña Clementina, con su voz pausada pero firme, recordó lo que significaba ser carrero en tiempos en que la leña era un recurso esencial para la vida cotidiana. “Ser carrero era mucho más que un trabajo. Era criar con paciencia a una yunta de bueyes, aprender a guiarlos, saber leer el monte, encontrar los mejores árboles y después volver a casa cargando el sustento para la familia”, expresó.
Con anécdotas llenas de vida, habló de los sacrificios de días enteros de viaje, del frío, de los caminos intransitables, pero también de la camaradería y el orgullo de una tarea que unía a la comunidad. “No se trataba solo de llegar, se trataba de todo lo que aprendías en el camino”, dijo con emoción, arrancando aplausos del público.
Un llamado a preservar la memoria
Para Clementina, la Fiesta del Carrero no es solo una celebración, sino un acto de resistencia cultural. Con la llegada del gas natural, las motosierras y otros transportes, la figura del carrero fue desapareciendo, pero ella instó a no olvidar sus enseñanzas. “Los carreros eran parte de nuestra vida, de nuestra historia. No podemos dejar que todo eso se pierda. Tenemos que contarlo, recordarlo y enseñarlo a los más jóvenes”, reflexionó.
Doña Clementina enfatizó que este legado no es solo un recuerdo del pasado, sino una muestra de los valores de esfuerzo, humildad y conexión con la naturaleza. “El carrero sabía que todo lo que tomaba del monte era un regalo, y por eso respetaba lo que hacía. Esa lección sigue siendo importante hoy.”
La nostalgia de un oficio esencial
La actividad de los carreros, que perduró hasta mediados de los años 80 y 90, fue clave en la región hasta que el avance de las tecnologías y las nuevas comodidades marcaron su declive. Sin embargo, en la zona todavía quedan referentes que recuerdan el esfuerzo y la nobleza de ese oficio. La Fiesta Provincial del Carrero busca justamente rendir homenaje a esos hombres y mujeres que, con su trabajo, moldearon la identidad local.
Un cierre que emocionó a todos
Doña Clementina cerró su discurso con una frase que resonará en el corazón de quienes la escucharon: “El monte y los caminos todavía guardan nuestras historias, pero depende de nosotros que no se borren. Contemos lo que vivimos, que nuestra historia siga andando, como esos carros que nunca paraban.”