"Pensamos que lo habíamos perdido todo, pero Monte Lontano nos esperó"
Un año después del incendio en Alto Río Percy, el recuerdo sigue vivo. Pero también está la certeza de que su casa, contra todo pronóstico, las sigue esperando intacta. A un año de aquella noche de terror, Gisela y Lorena siguen sin entender lo que pasó.
El cielo estaba rojo. Las llamas bajaban del cerro como una ola incandescente. El viento caliente traía consigo el rugido del fuego que devoraba el bosque de lengas y ñires, mientras el humo espesaba el aire. No quedaba otra opción.
“Váyanse ya, agarren las cosas de valor y salgan” les advirtieron los brigadistas.
Gisela Finocchiaro y Lorena Domínguez se miraron, tragaron el miedo y empezaron a juntar lo poco que podían salvar.
Se llevaron lo que les vino a la mente, lo que no podía recrearse y lo que resultaba muy peligroso como las baterías de litio de la energía solar y un par de garrafas para que no explotaran con el calor. Y las fotos. Arrancaron las fotos que contaban su historia.
Antes de salir, Gisela besó una estatuilla de una virgen y le pidió a su amada abuela Estela que la acompañe. Lorena, con los ojos llenos de lágrimas, le habló a su padre, que con sus propias manos había levantado esas paredes. Cerraron la puerta con la certeza de que nunca más la volverían a abrir.
Detrás de ellas, el incendio avanzaba con furia. “No mires atrás” le decía Gisela a Lorena en ese viaje interminable.
“Nos despedimos de cada tornillo”
"Fue un día para el olvido", dice Lorena, aunque lo cierto es que no lo olvidaron nunca. El 4 de febrero de 2024 dejaron Monte Lontano, la casa que construyeron con esfuerzo en Alto Río Percy. "Nos despedimos de los recuerdos, de cada tornillo que habíamos colocado con nuestras propias manos".
Desde Esquel, en la madrugada del 5 de febrero, Gisela revisó la web que monitorea incendios. Lo que vio le confirmó lo que ya temía: un punto rojo encima de la zona donde estaba su casa. "Lore, ya está, se quemó", le dijo a su amiga.
Pero una hora después, su celular vibró con un mensaje inesperado. Era un video que parecía imposible. En medio de un paisaje arrasado por el fuego, su casa seguía de pie. Ni siquiera el hollín la había manchado.
"No entendíamos nada. ¿Cómo podía ser? Todo estaba quemado alrededor, pero la casa estaba ahí, intacta", cuenta Gisela.
El regreso y la incredulidad
El acceso estaba cerrado por Gendarmería. Durante horas, insistieron hasta que un oficial se apiadó y dejó pasar a una de ellas. Fue Lorena.
"Cuando llegué no podía creer lo que veía. No quedaba ni la nada misma… pero la casa estaba ahí. El cartel de bienvenida con el nombre Monte Lontano seguía en su lugar. No había una explicación lógica".
No habían tomado grandes precauciones. Solo unos días antes, don Nazario Mendoza, su vecino, les recomendó sacar un poco la maleza. Y eso fue todo.
El fuego pasó por arriba, devoró los árboles centenarios que daban sombra a la casa, pero no tocó la estructura. Lo único que sufrió daños fueron los vidrios exteriores de las ventanas, que explotaron por el calor. "Si hubieran sido vidrios simples, se prendían las cortinas y chau", calcula Gisela.
Un Dios aparte. Tienen fe y la sensación constante del acompañamiento de mucha gente querida que ya no está y tantos otros que no bajaron los brazos para acompañarlos como los vecinos que marcaron presencia siempre.
“Tuvimos otra oportunidad, son cosas que no tienen lógica" reflexionan un año después. "Sin dudas los ángeles de la guarda estuvieron por ahí" reiteran una y otra vez peleando para no quebrarse.
Un año después
Hoy, Monte Lontano sigue en pie. La naturaleza se abre paso entre las cenizas, y el pasto vuelve a crece poco a poco. "Es increíble la sabiduría de la naturaleza", dice Gisela.
Lorena, en cambio, aún siente el eco de aquella noche de terror: "Ese día fue para el olvido. Y sin embargo, lo recordamos todo el tiempo. Nos dejó mucho miedo, pero también nos dejó amor. Amamos este lugar más que antes".
Nadie sabe por qué la casa resistió. Los vecinos la llaman “el milagro de Monte Lontano”. Y aunque Gisela y Lorena no buscan explicaciones, en sus corazones saben que aquel hogar no estaba listo para desaparecer.
Monte Lontano un año después de la pesadilla