En la ciudad de Esquel desde el  Área de Paliativos del Hospital Zonal de Esquel se trabaja en conjunto con la Asociación de Cannabicultores de la Cordillera de Chubut, ACCC,  para asesorar a a aquellos que consultan por el uso terapéutico del cannabis.

Son muchos los testimonios que se pueden registrar como "positivos".

El cannabis se puede recibir vaporizado, en aceite, en resina y en otros diversos formatos que deben ser consultados previamente con un médico porque es la única manera en que la Asociación de Cannabicultores de la Cordillera de Chubut puede colaborar.

En el Área Paliativos, al menos 70 pacientes con enfermedades terminales lo utilizan para mejorar su estado general y el alivio, y otras 4o personas tratan dolencias crónicas.

A esto hay que sumar otro tanto de personas que consiguen de manera clandestina aceites y "cogollos", lo cual los pone en peligro tanto en relación a la ilegalidad de comprarlo (y el costo), como en la dudosa procedencia de los productos y tipos de flores. Es por eso que es indispensable informarse con quienes tienen experiencia y además tener un control exhaustivo de lo que se consume.

De todas maneras, algunas personas imposibilitadas reciben solidariamente y a través de Cuidados Paliativos, algunos aceites. "No tener su propia medicina les dificulta la regularidad de la medicina pero no es la idea de la asociación por eso nos dedicamos sólo a brindar información y asesoramiento ", cuenta Federico Galván de la ACCC.

En concreto a través de la salud pública en Esquel, 110 personas reciben tratamiento con cannabis medicinal.

Con la experiencia que adquirió el Área de Paliativos del HZE, realizaron un informe titulado "Las representaciones sociales actuales sobre cannabis en pacientes del Servicio de Cuidados Paliativos del HZE: una primera aproximación que concluye que "el alivio del dolor se expresa de forma más integral cuando se evalúa el uso de cannabis, mientras que se describe como artificial cuando se usa morfina".

Y esto se desprende de analizar la manera en que experimentaban los pacientes el uso de morfina en comparación con el uso de cananbis. Con respecto a éste último expresaron "sentirse mejor" de manera integral, no lo asocian a la muerte (como sucede con la morfina) y ha mejorado su estado de ánimo.

Mientras los usuarios y sus familias deben romper prejuicios y "sortean" los riesgos legales cultivando en familia, logrando brindar información a otros que tienen diversas dolencias, hay también muchos recaudos vinculados a los tipos de dolencia y mitos tanto que lo enaltecen como "inofensiva" como los que lo mitifican como una "droga recreativa".

Independientemente de los mitos, hay personas utilizándolo en Esquel porque les funciona. Un caso para destacar es el de una señora -de quien vamos a resguardar su identidad- que tiene 78 años y sufre de esclerosis múltiple desde los 30. El último año dejó los fármacos que utilizaba para calmar el dolor y los suplió con aceite de cannabis. "Me causaba muchísimos problemas digestivos y viví toda mi vida así. Tengo dificultades para acceder al aceite porque no puedo cultivarlo yo pero mis manos no duelen más".

También en Esquel, hay casos de asma tratados con el aceite: "Hago dos tomas diarias y no tomo más remedios. Defiendo el cultivo porque me permite tener y controlar mi propia terapia y me asesoro a través de la ACCC".

Un señor de 56 años que recibe tratamiento oncológico lo utiliza para paliar los efectos secundarios de la quimioterapia y otra mujer de 66 años tiene neuropatía de fibra fina: "Fui a Paliativos porque con los calmantes que me daba la doctora no se me iba el dolor. La tintura que tomo me hizo sentir una mejoría enorme y no tengo los dolores de cadera que tenía, puedo caminar e ir al gimnasio", contó.

Otra señora con polimialgia reumática desde hace 3 años: "tomé corticoides durante seis meses y no me podía ni mover. Mi hijo que es médico me dijo que tenía que dejarlo por que me estaba generando insuficiencia renal. Hoy el cannabis es la única medicación que tomo, tuve que dejar todos mis prejuicios de lado".

Faltan estudios, faltan políticas públicas, faltan mejoras a las leyes y resguardos legales ¿se puede prohibir el uso de una sustancia que alivia dolores? Faltan controles y más información, pero hay que abrir la conciencia para reconocer el saber de los cultivadores, dar entidad y difusión a los testimonios de los usuarios y reconocer que existen avances científicos en el tema antes de penalizar el cultivo y el uso terapéutico: el camino hacia su uso es de decisión personal.