Por Milagros Nores 

Vértigo. No hay forma de esquivar o resistir las profundas transformaciones que con prisa y sin pausa sufrió el periodismo con mayor aceleración en la última década. Sus viejas fórmulas se desdibujan al pulso de la revolución digital: cambiaron los formatos, cambió el mensaje, cambió la audiencia.

A la hora de enseñar periodismo ¿cuánto cambiaron los fundamentos?, el modo en que se concibe el ejercicio de la actividad, ¿tiene los mismos valores? ¿En cuánto se parecen las nuevas generaciones de periodistas a aquellos que se formaron veinte, treinta años atrás?

Sumado a esto, también cambió la sustentabilidad económica: el gran dilema de la profesión. La paulatina desaparición de los medios gráficos, las sucesivas crisis económicas que inciden en la publicidad privada, la distribución de publicidad oficial que provocó el cierre de la persiana de tantos medios. Hoy es adaptarse o perecer.

Tras todo ello,  la pandemia deprimió a cero la actividad económica pero a la vez demandó exponencialmente información. Más que nunca, en la era de la inmediatez y las redes, el periodismo vuelve a ser un faro de información bien habida, no sin antes desplegar múltiples estrategias para ser advertido por la audiencia. Es un servicio esencial. La pregunta es quién está dispuesto a valorarlo para asegurar su supervivencia económica.

Premio Perfil a la Libertad de Expresión -PH Perfil

Fernando Ruiz* es experto en periodismo y democracia, escritor, profesor de periodismo en la Universidad Austral y actual presidente de FOPEA, el Foro de Periodismo Argentino . En diálogo exclusivo con EQSnotas.com describe con lucidez la evolución del periodismo y lo que traen en su adn las nuevas generaciones.

EQS—¿Hay algún cambio de paradigma en la forma en que se dicta la carrera, más allá de los cambios tecnológicos?

FRA partir de la revolución digital y de cómo los profesores entienden su nuevo rol en la formación creo que se está cambiando a un paradigma que podría ir del periodismo broadcast, es decir el periodismo que emite, provee de información a una sociedad, a un periodismo de conversación: cómo conectar con la audiencia, cómo construir un vínculo y fortalecerlo. Ese es el gran paradigma que para mí se está construyendo. Hoy una redacción, un periodista, un medio lo que intentan es construir ese vínculo ida y vuelta. Mejor dicho sería que se está empezando a hacer, porque todavía no se tiene claro cómo.

—¿Cómo se sustenta económicamente este nuevo modelo de periodismo que describís?

Refuerza lo que te decía sobre los el vínculo. La posibilidad de cobrarle a alguien tus servicios como periodista tiene que ver con que esa persona aprecie lo que hacés, reconozca tu identidad, tu aporte. El paradigma de la conversación es también un paradigma que intenta monetizar al al periodismo. Fijate que hoy los principales medios en el mundo que logran consolidar una base económica lo hacen a partir de construir una comunidad de audiencia: lectores, usuarios, oyentes. Y eso solo se puede construir con vínculo, cuando sos valioso para ellas. Eso es el concepto de membresía, donde se contribuye a sostener un medio de comunicación valorado. Lo que está surgiendo ahora es que las vías de sustentación van a ser diversas, no únicas. Hay que hacer una canasta de ingresos. Van a estar la publicidad oficial, la privada y la relación con el usuario. No vas a encontrar un as de espada que te resuelva todo. La publicidad oficial sigue existiendo, ahora con la pandemia ha aumentado un poquito. Y sigue siendo casi el principal ingreso de los medios de comunicación argentinos. El problema es que a veces va ligado con el control de la línea editorial.

—¿Cómo está el mercado laboral en función de esto? 

Las estructuras del periodismo previo a la era digital se están adecuando al momento actual. Por un lado hay más oportunidades ahora de hacer periodismo para los estudiantes, es mucho más fácil poner un medio que antes. Antes tenías que tener una licencia, te tenían que contratar, hoy por hoy se juntan tres alumnos, ponen un sitio digital y con su trabajo y una o dos publicidades que empiezan a conseguir ya pueden generarse un trabajo como periodistas. Empiezan de a poquito y a medida que van monetizando van ampliando su medio, esto es una alternativa posible que antes era muy difícil cuando salían de la universidad. Hay una rampa que no es difícil, porque por otro lado las necesidades informativas de la gente son permanentes.

Sin embargo, vemos por otro lado que es muy difícil conseguir trabajo como periodista. Hoy por hoy podés decir que no hay mercado laboral. Estás formando gente para un mercado laboral que no existe. De veinte emprendedores independientes que inician ese camino a lo mejor van a llegar cinco. Te diría que la cantidad total de periodistas se está reduciendo. Lo sabemos con certeza en Francia, España y Estados Unidos, objetivamente se redujeron mucho. Acá porque no se contabiliza, pero se entiende que es igual.

—¿La especialización periodística sigue teniendo cabida en un modelo más chico de trabajo? 

-La especialización tiene futuro pero mucho más reducido. Puede ser bastante parecido al mercado de los actores. Viste que ves algunos actores que hacen cuatro películas por año. Y otros hacen una cada cuatro años. Hay algunos periodistas que no dan más del trabajo que tienen. Y otros que no logran consolidar un ingreso mínimo para sustentarse. Y no es una meritocracia perfecta. Podés tener muy buenos periodistas que no logran por determinadas razones tener una carrera o las oportunidades para desarrollarse. Y otros con mucha presencia en medios son profesionalmente mediocres.

Comisión Directiva de FOPEA

—¿Cómo son las nuevas camadas de periodistas y cómo conciben el ejercicio de la profesión en un contexto donde tomaron mucha fuerza las luchas y el compromiso social? 

Siempre las luchas, oleadas de protesta y debates sociales son incubadoras de medios, generan nuevas sensibilidades y aquellos medios que son capaces de entenderlas van por el carril rápido.

—¿Cómo se enseñan hoy los conceptos de objetividad y de imparcialidad que han sido puestos en tela de juicio en los últimos años?

Va a haber un ajuste en su propia búsqueda, es decir, su punto en el que puedan ser creíbles, porque si hablás con alguien que es completamente parcial no te va a servir como servicio periodístico. En eso te va la vida como periodista. Ellos (los nuevos profesionales)  van a encontrar un nuevo punto de lo que hoy llamamos imparcialidad. La nuestra era una imparcialidad medio "abstencionista", la del 'no me meto, pero te cuento A y te cuento B'. Hoy se está buscando una imparcialidad que posiblemente no tenga problema en intervenir, pero siempre de manera creíble. Tampoco puede ser un periodista que sea un vocero de un momento social, o de una idea, porque a la larga dejará de ser creíble. Tu ancla es siempre la credibilidad. La credibilidad en cada momento histórico se expresa de distintas formas, hay que buscar tu nuevo punto justo donde se establece. Las nuevas generaciones no son abstencionistas. Es más, critican a quienes lo son porque los ven como neutrales ante la injusticia.

Foto-Infobae

—Entonces ¿qué medios o periodistas están destinados a sobrevivir?

Las audiencias están sobreinformadas, no bien informadas, inundadas. Entonces eso afecta y encima si a vos te dan algo gratis te genera un consumo muy descontrolado. Por eso es importante encontrar la voz de ese medio o periodista. Es un proceso muy artesanal, que no tiene nada de teórico: esta comunidad ¿qué necesita realmente y cuál es el aporte que el medio puede hacer? Cuando encuentra el tono es lo más valioso. Todo lo demás viene después. Había una publicidad que identificaba a un medio como una huella digital de la comunidad. Es el medio que mejor representa en la comunidad a la que se quiere dirigir. Te convertís en un elemento imprescindible.

—¿Qué significa ser hoy un buen periodista? 

—Es el que puede encontrar la sensibilidad de la comunidad y generar la estructura que la contenga.

—Cuál es el límite de la profesión ¿Cómo ves la libertad de expresión en el país? 

Estamos viviendo un momento razonable de libertad de expresión pero la limitación de la publicidad oficial es un elemento de censura o autocensura muy poderoso. Eso es estructural. Una de las cosas que queremos hacer desde FOPEA es contribuir a promover legislación provincial y ordenanzas relacionadas con la publicidad oficial.