Los Obispos de la provincia de Chubut nucleados en la Diócesis de Comodoro Rivadavia y de la Prelatura Esquel emitieron un comunicado sobre la educación en la provincia, donde sostienen que "es una verdadera tragedia". 

“En nuestros espacios de cercanía hemos instrumentado medios en el último tiempo para que aquellos que están en edad de escolarización puedan acceder a los servicios de internet, una impresora, etcétera. El impacto en la provincia ha sido encontramos con niños y niñas que en los últimos años del nivel primario no saben tomar un lápiz; no sólo no comprenden consignas, sino que tienen una seria dificultad para leer y escribir, no entienden cómo hacer las operaciones básicas de la matemática, etcétera”, indican. 

En ese sentido se refieren al gobierno provincial, al indicar que “el Estado puede salir de ese círculo con estabilidad en el pago de los haberes de los docentes en tiempo y forma, con descubrimos el reconocimiento de paritarias, y garantizando la equiparación con otros trabajadores del Estado”. Agregan que descubrieron que "los albergues y algunas escuelas ni siquiera tienen sus edificios preparados después de dos años de pandemia; ello supone que muchos jóvenes de parajes y pequeñas localidades, ven comprometida su continuidad educativa. Es terrible que sean decretos y no saberes los que determinan eI paso de año o de nivel”.

En cuanto a los gremios, señalan que “pueden también evitarnos la tragedia con la búsqueda de caminos de diálogo, y si eso no es posible, de protesta que no ponga en juego las clases; los docentes saben que estamos ante una generación de semianalfabetos y analfabetos. Los agremiados deben hacer llegar a quienes los representan su posición contraria a que el modo de protesta sea la suspensión de las clases y aquellos que no están agremiados deben buscar los modos para hacer escuchar su voz y perder el miedo”.

También se refirieren a los padres, al mencionar que “es indispensable que se empoderen en la lucha por la educación de sus hijos. Abandonen un modo de hacerse presente en el reclamo por este derecho de los niños, niñas y adolescentes sólo cuando a los chicos los “devuelven a casa”.

Resaltan que “el conjunto de la sociedad, aún aquellos que no tienen familiares en edad escolar, tiene que ahondar en esta problemática, formar un juicio e intervenir preguntando y reclamando, porque lo que pasa nos compete a todos”.

“Si salimos del esquema individualista de una búsqueda de excelencia para que “mis” hijos puedan progresar, si abandonamos el esquema de que los tengan “ocupados” algunas horas diarias, entonces aquellos que les compete garantizar los procesos educativos sabrán que no pueden dilatar soluciones integrales, que se juegan su representatividad política, sindical, si no gastan sus días y horas en hacer que la educación sea la prioridad de sus gestiones”.

“Si cada uno de nosotros hacemos saber que queremos que el Estado utilice nuestros impuestos y erogaciones, privilegiando los gastos en educación sobre otros, es inevitable que se genere un cambio”, advierten.

“Estamos ante una tragedia; y para los cristianos es paradigmática la imagen de Jesús invirtiendo todo su día enseñándole a la gente. La Escritura nos dice que se le “conmovieron” las entrañas al ver a tantos como sin pastor”... Es hora de enfrentar la tragedia desde la conmoción, que se nos estruje el corazón por cada día y sin cada hora de clases perdidas, que no haya posibilidad de escuchar ni una propuesta más en ningún ámbito mientras las niñas, niños, adolescentes y jóvenes no estén en las aulas. Es hora que los docentes recuperen su identidad fundamental que es enseñar y que el Estado privilegie la dirección de sus recursos a la educación. En esta tragedia evitable, si no asumimos cada uno nuestras responsabilidades -a todos- Dios y la Patria nos lo demanden”, concluye el documento.