El responsable de Bromatología municipal, Benjamín Lobos, realizó un análisis de los hábitos de consumo de los esquelenses según los datos que obtienen en el área que conduce. 

Señaló en primera instancia que esos datos permiten “tener una visión del campo comercial en términos gastronómicos y los hábitos de consumo de la sociedad” y cómo se modifican ”a medida que transcurren ciertos desbalances socioeconómicos y culturales”. En este marco "se identificó un aumento del consumo de la proteína de pollo y una caída del bovino”.

“Según la lista de la ONU tenemos claramente divisado que con altas posibilidades se puede deber a la crisis económica”, explicó Lobos. 

El consumo de fiambres

En este punto, Lobos detalló: “Los fiambres y los cárnicos derivados y procesados permiten a la industria agregar productos que no son cárnicos de menor valor. De tal manera que por una menor cantidad de proteína cárnica, se puede generar un mayor volumen de alimento". 

También advirtió que la matriz productiva regional influye en el comportamiento de los consumidores. “Se sabe que los rumiantes que vienen de Europa como el ovino y el caprino, si uno los mantiene en lotes de estepa patagónica durante un tiempo prolongado, estamos hablando de varias generaciones, como se viene manteniendo en nuestras regiones, hace que la productividad del campo caiga porque el animal no encuentra la misma calidad de forraje hace 70 años que ahora”, analizó.

Ante esta situación “se ve disminuida la producción cárnica” y los productores ven que no es tan conveniente. Al reducirse la eficiencia productiva, se reduce la oferta que, con una demanda estable, resulta en un aumento del precio.

“También creció el consumo y producción de cerdo porque suele pasar cuando hay desabalances hídricos o económicos", observó Lobos. Dijo que es debido a que estos animales, como las gallinas, necesitan menos alimento para aumentar de peso: "Son cerdos y gallinas las proteínas más baratas”

En cuanto a la procedencia, subrayó que ante la falta de un matadero en Esquel, toda la producción porcina de la zona de Trevelin se consume en esa localidad, pero no tiene posibilidad de ingresar al ejido esquelense. Por eso, el que llega a las carnicerías de la ciudad “viene de otras provincias con mucho más viaje y más gasto de refrigeración”. 

Controles exhaustivos de acceso

En este marco, el titular de Bromatología destacó los controles en los accesos. Indicó que “la revisión se hace con los camiones que entran a Esquel”, que son entre uno y dos por día de carne bovina y de pollo un número diario bastante mayor. Se controla directamente en las distribuidoras o en la portada de acceso.

Asimismo, se efectúa un relevamiento previo en el SENASA que contrastan al recibir a los camiones en Esquel para saber qué salió, qué llegó y si hubo alguna carga o descarga en el medio. 

El consumo de cerdo en ascenso y poco margen al pescado