Mientras La Trochita espera pacientemente retomar sus viajes hasta la Estación Nahuel Pan y a 77 años desde que hizo su viaje inaugural hasta Esquel, en el año 1945, un repaso por su historia y el estrecho vínculo que tienen sus maquinistas con el tren.

En esta charla con uno de los maquinistas más antiguos aún en actividad: Carlos Agüero, también se refleja cómo año a año se reeditan los mismos reclamos y pedidos en este recurso único de la zona que siempre ha sido postergado.

Del ingreso triunfal a la resistencia como tren de pasajeros

En sus comienzos, el trencito, un ramal de Ferrocarriles Argentinos, resumía el remoto destino de un tren de pasajeros y carga, con ambición de conectar pueblos. En la actualidad, La Trochita resiste con dignidad a su versión turística, y se sostiene como emblema de la cordillera y del país en gran parte por el cariño y el esfuerzo de sus trabajadores.

Como en una película, sus ventanas han proyectado centenares de atardeceres, el paso solitario de algún paisano a caballo o el confuso amarillo de un guanaco, la caída silenciosa de la nieve sobre el vidrio o el aliento vaporoso de tantos niños...Un sin fin de escenas imborrables para sus viajeros, ni hablar para sus maquinistas, los callados dueños del mismo camino que nunca se repite. O al menos eso asegura Carlos Agüero después de pilotear su locomotora durante 36 años.

La Trochita cumple años: anécdotas del tren que nunca hace el mismo viaje

El conductor y su máquina

Carlos no puede definirse sin La Trochita, su compañera inseparable con la que empecinadamente realiza el trayecto semanal de la Estación Esquel hasta Nahuel Pan. Llegó a Esquel desde Olavarría en el año '86. Había hecho el curso de aspirante a conductor y venía a capacitarse como ayudante de segunda. "Cuando salió la vacante y se jubiló el maquinista Ledesma me llamaron a mí y me vine a vivir acá con 22 años. Esquel no tenía más de 15 mil habitantes y después de quince días de hacer los viajes decidí que no iba a irme más".

"Cuando arrancó La Trochita era transporte de pasajeros y carga. Ferrocarriles Argentinos salía desde Plaza Constitución y tenía la punta de riel Zapala y la punta de riel Bariloche. Del ramal que venía a Bariloche, 200 km antes, en Ing. Jacobacci, se desprendía la trocha angosta a Esquel. Se transportaba lana, hacienda, cemento, harina para el molino de Trevelin. Con el tiempo fue cambiando porque llegaron los transportes. Pero yo vine en el ′85 y todavía se traía carga. A Entel le trajimos todos los postes para el teléfono del aeropuerto, me acuerdo que venían los colimbas a hacer el servicio militar. Yo ingresé a Ferrocarriles en 1983 y en el ´93 cerraron por la racionalización de empresas, en la época de Menem. Nos echaron el 30 de noviembre, pero el 1 de febrero del ´94 la provincia nos llama. Estaba de gobernador Maestro, nos preguntan quién quería ingresar, con condiciones que obviamente no eran las mismas pero entramos. Acá en Esquel éramos 8 personas. Dos conductores, en la estación estaba el jefe de estación que vendía, cobraba y depositaba y un cambista que limpiaba y hacía de guardia también".

"En ese momento queda la concesión. El tema es que a la provincia del Chubut el ferrocarril le da Esquel hasta El Maitén. Los talleres quedaron dentro de Chubut. El resto del tramo El Maitén-Ing. Jacobacci queda para Río Negro. Ahí se dividen los vagones, pero Ferrocarriles no tenía ni idea de cómo estaban, la mayoría ya no servía. Por eso ahí empezó una relación de consenso con los compañeros ferroviarios de Río Negro y se llegó a un arreglo que siempre se mantuvo en buenos términos".

#EnVideoEQS Carlos se emociona cuando cuenta qué es lo mejor que le da este trabajo:

"Lo mejor que me dio La Trochita"-Carlos Aguero, maquinista

Anécdotas del camino

Carlos recuerda con nostalgia la época en que el tren era administrado por el Estado. "Nosotros cumplíamos una función social. Ahora se murieron todos los pueblos. Salíamos con un tren de pasajeros acá, llegábamos a las 12 a La Cancha, y había un puesto a un kilómetro, donde no podíamos parar pero teníamos que bajar a la gente con la bolsa de papa, la harina... entonces agarrábamos y nos parábamos igual frente al puesto y el hombre agradecido nos regalaba por ahí un piche, un costillar con paleta. Era así, a veces frenábamos para que la gente no tenga que caminar".

"Hubo una vez que descarrilamos después de una gran nevada, con mi compañero el "negro" Reynoso, que ya se jubiló. Vimos que se había acumulado nieve en un sector y pensamos que pasábamos pero no solo que pasamos sino que volamos y quedamos colgados de un puente, con cuatro ruedas afuera. Tuvimos que apagar y caminar. Después el jueves siguiente estábamos en El Maitén y nos dicen que podíamos volver tranquilos porque estaba limpia la vía. Cuando llegamos a la ruta 40 a la orilla empezamos a ver cada vez más nieve acumulada, cuando subimos para Mayoco hacia La Cancha habían unos 30 o 40 cm, y en un voladero pasando el aeropuerto ya había un metro, y nos quedamos encajados. Cuando se encaja la locomotora se le queda pegada la nieve abajo, entre los rieles y se congela. Eran las once de la noche y nos quedamos ahí varados con todos los pasajeros. Hasta las cinco de la mañana estuvimos ahí hasta que apareció un camión de gendarmería. Nos estábamos quedando sin carbón para la estufa ya. Pero resulta que una señora que estaba ahí dijo que no se quería ir a esa hora. Le dijimos que sino al otro día teníamos que caminar cinco kilómetros por arriba de la vía, pero no pudimos hacerla entender y nos quedamos. Cuando amaneció, tuvimos que cargar las valijas, caminando por la vía con la nieve y llegamos a las 12 del mediodía".

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Del estado a la concesión provincial: todo a pulmón, de los trabajadores

"Desde que pasó a ser un tren turístico, su mantenimiento tuvo mucho que ver con el personal del ferrocarril. A la trocha la tuvimos que hacer muy solos. Los gobernantes venían para la foto. No es que reniego, porque esto es mi fuente de trabajo. Pero nosotros estuvimos solos doce años, no había gestión. Yo creo que de acá al Nahuel Pan hemos corrido más de 3 mil trenes y no sé si habremos roto cuatro o cinco veces. Para que te des una ida un día en el ′90 descarrilamos en la vuelta del huevo, acá a diez kilómetros. Estaba la vía abierta, nos caímos adentro. Dimos marcha atrás, la subimos y teníamos que poner los clavos para cerrarla, pero no había clavos. Ahí llamé al capataz de un lugar del ferrocarril que había cerrado en el 85. Le dije que iba a pasar por ahí a buscar las cosas. Buscamos ahí con mi señora cinco bolsas de clavos para poder cerrar la vía. Así era todo, también recolectamos material en Santa Cruz, que había quedado tirado, por gestión nuestra".

"El tema del ferrocarril no es que vos un tren de pasajeros lo llevás lleno y ganás plata. ¿Por qué son subsidiados los ferrocarriles de pasajeros en todos los lugares del mundo? Porque los subsidia la carga. Con el tren de carga ganás y subsidiás al servicio de pasajero. En Esquel deberíamos mínimo viajar con 60 a 80 personas por vez para salvar los costos del tren porque tenemos gran desgaste de material, lubricación, gasoil"

Aspectos que deberían mejorar

"A nosotros nos vendría bien una reestructuración como empresa, en la forma de administrarla, con las autoridades. Se fue cayendo muchísimo la distribución del personal. Hemos tenido desde que lo tomó la provincia unos 15 o 20 coordinadores. Acá nos falta una persona que quede, como en Río Negro, que está el mismo gerente hace cinco años, y la gestión es buena. Si vos tenés un cargo y te equivocás tenés que hacerte responsable. En mi caso, mi función es manejar el tren. Yo tengo una responsabilidad civil y penal. Si yo me equivoco en el tren, a alguien lastimo seguro".

"En cuanto al tren en sí, los vagones necesitan mejoramiento e inversión. Hay que meterles mucha plata, porque nosotros brindamos un servicio turístico. Ya te digo, el personal de La Trochita es comprometido y yo pienso que el que más debería estar comprometido es el municipio, para defenderlo. Los gobiernos que pasaron no han invertido casi nada en el tren".