El crimen que conmocionó a Esquel: un domingo de otoño terminó en tragedia frente al cine Armonía
Según los archivos de los periódicos de la época, la muerte del comisario Podestá en 1936 sacudió al pueblo: cómo fue el crimen y el funeral del comisario, un hecho que marcó a la comunidad.
El 10 de mayo de 1936, un trágico episodio alteró la tranquilidad de Esquel, que por entonces tenía unas pocas calles céntricas y una población en crecimiento. Ese domingo, cerca de las 18 horas, el comisario Rodolfo Podestá fue asesinado a tiros por Carlos Gago Viera, director del periódico El Eco del Futauquen.
El hecho, que conmocionó a toda la comunidad, ocurrió frente al Cine Armonía, edificio que funcionaba junto al Bar del mismo nombre, en pleno centro del pueblo, sobre calle 25 de Mayo.
Los diarios locales El Libre del Sur y Diario Esquel registraron con detalle el suceso, el velorio y el concurrido sepelio. Hoy, esos ejemplares se conservan en la Hemeroteca de la Biblioteca Pública Municipal de Esquel, donde la historia puede volver a leerse en las mismas páginas que relataron la noticia.
El trágico domingo
“Un trágico suceso viste de luto a Esquel”, tituló el Diario Esquel en su edición del 17 de mayo de 1936. “Prodújose un suceso trágico que epilogó con la muerte del comisario local, don Rodolfo Podestá, al descerrajarle varios tiros de revólver Carlos Gago Viera, director del periódico 'El Eco del Futalaufquen'”, relataba la crónica.
El hecho ocurrió “minutos antes de las 18”, a pocos metros del Bar Armonía, donde ambos habían estado jugando a las cartas. Según la publicación, el comisario Podestá y Carlos Gago Viera fueron vistos conversando a la salida del bar, “sin que supusieran varias personas allí presentes, que podía conducir esa entrevista al lamentable resultado en que culminó instantes después”.
De acuerdo a la reconstrucción de los hechos publicada por el periódico El Libre del Sur, “una discusión en términos no muy violentos, según declaran los testigos presenciales” derivó en el trágico desenlace.
La crónica señala que un testigo que en ese momento transitaba rumbo al bar en cuestión, dándose cuenta de la gravedad del hecho, inició una carrera para llegar al lugar y separar a los protagonistas de la discusión.
“Fue en ese momento, cuando en una rápida sucesión de movimientos, escuchó varios disparos, (tres o cuatro) desplomándose en el acto la víctima, que quedó tendida al lado de la pared, boca abajo”, detalla el relato periodístico.
El asesino fue detenido en el acto por el oficial Laferrere.
“Al entregar el arma dijo: ‘me dio una bofetada y tiré’”, publicó el semanario.
El autor de la crónica del periódico El Libre del Sur, se encontraba cerca del lugar en el que sucedió el hecho y describió con crudeza lo que vio en ese momento: “la víctima yacía boca abajo y un chorro de sangre le salía de una herida en la mejilla derecha”.
Pese a los esfuerzos médicos, Rodolfo Podestá murió pocos minutos después.
La autopsia —a cargo de los doctores Manghi y Arturo Despontin— confirmó que el disparo mortal había ingresado por el maxilar superior derecho, sin orificio de salida.
La investigación y el impacto en el pueblo
El sumario fue instruido por el juez Ramón Castillo (hijo), con la intervención del procurador fiscal y el inspector de policía Enrique González. Al día siguiente del hecho, se realizó la reconstrucción del crimen, con la presencia del fiscal, testigos, representantes de los diarios Esquel y El Libre del Sur, y el abogado defensor de Gago Viera, doctor Arnaldo Maza.
El Diario Esquel destacó la actitud del acusado durante ese procedimiento:
“El autor de la muerte demostró un gran dominio y aparente sangre fría en los detalles de la reconstrucción de la tragedia”.
El hecho despertó una profunda conmoción en la comunidad. “Esquel, nuestro querido pueblo con empujes de ciudad... tenía en Podestá su guardián, un exacto compendio de esas condiciones”, escribió El Libre del Sur en una editorial titulada Ante lo irreparable.
En medio del dolor, el semanario llamó a la serenidad: “La justicia, dignamente representada en Esquel, sabrá obrar conforme a nuestras leyes.”
El último adiós
El velorio del comisario se realizó en la sala de la propia Comisaría, donde se instaló una capilla ardiente “cubierta de coronas y ofrendas florales”, según describe el Diario Esquel. La guardia de honor fue realizada por personal policial.
“El pueblo todo desfiló silenciosamente ante el féretro durante toda la noche y el día subsiguiente”, detalló El Libre del Sur.
El acto contó con la presencia de vecinos, autoridades locales y representantes de instituciones. Hasta el gobernador del Territorio, José M. Baños, envió un telegrama de condolencias a la viuda. El cortejo atravesó las calles 9 de Julio y 25 de Mayo, pasando frente al lugar donde había caído el comisario.
En el cementerio local, el inspector Enrique González despidió a su camarada con emotivas palabras:
“¡Ha caído uno más! Pero ha caído como caen los buenos, sin una queja. La bala homicida que acecha a los que tenemos la misión de velar por la vida y los intereses del pueblo ha tronchado la vida de este servidor".
“Camarada Podestá, en nombre de la Jefatura de Policía te doy el postrer adiós. Que la justicia aplique la máxima Dura lex, sed lex, y si eso no fuera suficiente, que la Justicia Divina haga lo demás”, concluyó el discurso
Pocos días después, la viuda, doña Antonia A. de Podestá, publicó, en el periódico El Libre del Sur, un agradecimiento “al pueblo todo que la acompañó con sus demostraciones de simpatía en el más triste momento de su vida”.
La continuidad en la Comisaría
En su edición del 16 de agosto de 1936, el Diario Esquel informaba la llegada del nuevo comisario, Raúl Balbes, procedente de Buenos Aires. En sus primeras declaraciones al periódico, Balbes expresó su compromiso con la comunidad:
“Aspiro a ser en la localidad y con los buenos pobladores un amigo respetuoso que espera reciprocidad y colaboración... pero sin innecesaria extralimitación de autoridad, he de ejercitarla con rigor para combatir la delincuencia”.
Sus palabras buscaban cerrar una etapa marcada por la tragedia y reconstruir la confianza entre la institución policial y la ciudadanía.
Por su parte, el 21 de agosto, El Libre del Sur también daba a conocer la llegada del nuevo titular de la Comisaría local. “El señor Balbes ha desempeñado idénticos cargos en otras localidades del norte y trajo a su llegada una carta de presentación del Ministro del Interior Dr. Ramón Castillo para su hijo”, expresaba el periódico.
Un hecho que quedó en la historia de Esquel
El asesinato del comisario Rodolfo Podestá fue un hecho policial de gran repercusión en los primeros años de historia de Esquel.
Las crónicas del Diario Esquel y El libre del Sur, hoy conservadas en la Hemeroteca de la Biblioteca Pública Municipal, permiten reconstruir el violento episodio que sacudió a un pueblo joven.
A casi noventa años de aquel suceso, las páginas de 1936 dan testimonio de una época en la que Esquel empezaba a definirse como pueblo, entre los desafíos de la justicia, la convivencia y la memoria.
_______________
Fuentes:
- Diario "Esquel, ediciones del 17 de mayo, 5 de julio y 16 de agosto de 1936.
- Periódico El Libre del Sur ediciones del 15 de mayo, 5 de junio y 21 de agosto de 1936.
_______________
Agradecimiento especial al personal de la Biblioteca Pública Municipal, del Archivo Histórico y del Museo Histórico Municipal de Esquel por el material bibliográfico y fotográfico aportado.
