El sábado 26 de agosto de 2023, Joaquín y Facundo Pessacg, Eduardo Raemdonck y Diego Meier terminamos una travesía en esquí de 9 días, recorriendo las montañas que conforman el paisaje de la espectacular ruta de los 7 Lagos, desde el centro de Villa la Angostura hasta San Martín de los Andes.

El relato en primera persona de los protagonistas

Creemos que es la primera vez que se realiza y nombramos al proyecto 7 Lagos y 14 montañas. En el cual recorrimos aproximadamente 120 km de valles, bosques y montañas, siguiendo una línea de sur a norte paralelo a la ruta de siete lagos, eligiendo un itinerario que nos mantendría el mayor tiempo posible, en la parte alta de las montañas”, indicaron.

La planificamos en detalle y nos impusimos la condición de que nuestra travesía en la naturaleza solo deje las huellas de los esquíes en la nieve y nada más. Lo que llevamos en nuestras mochilas volvió con nosotros.

Teníamos planificada una travesía de 15 días, aunque frente a un clima bastante adverso con lluvias, nevadas, viento fuerte y nubes pegadas a la montaña donde no teníamos visibilidad, fuimos variando algo el recorrido y la cantidad de días, adaptándonos a lo que proponía la montaña. De haber pensado jornadas más relajadas y con algunas esquiadas sin las pesadas mochilas, pasamos a exigentes tramos de hasta 11 horas de actividad por día, que nos obligó a recuperar energía por la noche en las carpas.

Incluso, al sexto día de travesía, ya en la mitad del recorrido, el pronóstico del clima nos anticipaba una gran tormenta de nieve y viento de varios días. Por ello, decidimos posponer momentáneamente la travesía y regresar luego de la tormenta. Eso hicimos, y retomamos la travesía donde la habíamos dejado, nos recibió con sol, frío y nieve fresca. Fue un impresionante reencuentro con la montaña. 

A lo largo del recorrido fuimos ascendiendo cumbres y largos filos nevados, aunque lo más complejo fue bajar y subir profundos valles de origen glaciar donde crece el bosque y los “casi” impasables cañaverales, que con la nieve se aplastan y entrecruzan, peor aún cuando los esquíes sobrepasan por encima de la mochila. Nunca nos pusimos tan contentos como cuando se terminaban y aparecían los nevados y abiertos bosques de lenga, para andar por donde queríamos. Aunque, no la teníamos tan simple, al ser un año poco nevador, tuvimos que cruzar innumerables cañadoncitos con arroyos, algunos con puentes de nieve, no siempre estables y otros directamente sacándonos los esquíes.

Fue una aventura que nos requirió planificación, adaptarnos día a día a diferentes situaciones y un gran esfuerzo físico y mental. Constantemente tomábamos decisiones conscientes y con la seriedad que la travesía planteada exigía.  Aunque nos divertimos mucho y la pasamos muy bien entre amigos, con momentos más relajados y riéndonos del que se caía y no le pasaba nada.

Casi al final, cuando ya estábamos muy cerca del centro de ski Chapelco y San Martín de los Andes, colaboramos en un rescate de montaña, de una esquiadora que se había accidentado y fue finalmente trasladada en helicóptero hasta San Martín de los Andes.  Las montañas son bellas, pero a la vez complejas, donde un mínimo incidente puede derivar en una situación complicada, por lo que cualquier ayuda en estos casos, puede cambiar el resultado. Luego del rescate y con un gran atardecer encima, modificamos por última vez nuestro cronograma. Decidimos bajar con el resto de los esquiadores de montaña que fueron parte del rescate. Llegando al fin de la travesía cerca de las 11 de la noche.

A pesar de las 14 hs de actividad de ese día y el cansancio acumulado, festejamos en el centro de San Martín con pizza, cerveza y una cama para dormir.

Como conclusión, nos propusimos una aventura invernal en nuestras montañas de los Andes en plena naturaleza patagónica que es prioridad mundial de conservación.

Pero no queríamos hacerla de cualquier forma, buscamos promover la responsabilidad que cada uno debe tener en la montaña y en casa, de generar el mínimo impacto posible, siendo conscientes de nuestras decisiones y eligiendo las que dejen la menor huella permanente.

En nuestra aventura, solo utilizamos calentadores de montaña (no hicimos fuego), en el bosque cerrado y cañaverales pasamos como pudimos, pero sin cortar nada. Regresamos con todo lo que llevábamos en la mochila y no marcamos ningún lugar.

Muy contentos, con muchas historias, imágenes y anécdotas. También con la enseñanza de que podemos explorar y tener aventuras en nuestras montañas donde solo quedan los recuerdos y las huellas de los esquíes, que se borran con la siguiente nevada.

Agradecemos a todos los amigos que se pusieron a disposición para apoyarnos en esta aventura.

Y sobre todo a Makalu Argentina por auspiciarnos y brindarnos toda la vestimenta para ponernos a prueba en el clima invernal de Patagonia. Especialmente queremos destacar el gran apoyo brindado por Guille y Agus de Makalu Villa La Angostura.

Fuente Diario Andino