"La Negra Mariana", arremetedora como pocas, este lunes 13 de diciembre, partió a escribir su crónica desde otro lugar. El periodismo, la familia ("mi guardia de hierro" decía) y la libertad eran su razón de vida.

Mariana Muriel Fernández, era periodista en Villa La Angostura (qué difícil escribir "era"). Es de esa gente que si volviera a nacer, haría lo mismo. Porque la pasión y la entrega en cada tema, desde el más grande hasta el más pequeño, era total. Así fundó Diarioandino.com y FM Andina. También fue corresponsal del Diario Río Negro y realizó colaboraciones para medios de todo el país.

La conocí hace unos años en un seminario sobre Periodismo de Investigación en El Calafate, donde asistió con su compañero, Gonzalo Regis. Desde entonces intercambiamos contactos y teníamos un contacto frecuente.

Era de esa gente con oficio periodístico 24 horas. Veía historias detrás de las caras, y caras en las historias. No es un juego de palabras. En las comunidades pequeñas, el periodismo debe ponerle cara a los temas, humanizar, y considerar al otro. Ella lo sabía. Y por eso iba a fondo con los temas ligados con lo público. Lo de todos.

Hace algo más de dos años, cuando la llamé para que nos acompañe en la Comisión Directiva de FOPEA, estaba feliz. Con muchos temores y pudor, pero lista para integrarse y trabajar. Y así lo hizo. En el año 2019, nos incorporamos a la comisión directiva e inmediatamente se formó un grupo maravilloso. Pero a Mariana le gustaban los planteos fuertes y de inmediato comenzó a trabajar en el monitoreo de Libertad de Expresión. A la par bosquejaba un proyecto sobre distribución de publicidad oficial que discutíamos en equipo y que tuvo avances muy interesantes en su comunidad. El paso siguiente era llevarlo a otros espacios legislativos del país.

Cuando un periodista se veía afectado en su tarea, no paraba hasta dar con los presuntos agresores y explicarles que había un proceder inadecuado. Más de una llamada de "la Negra" desde el Monitoreo de Libertad de Expresión de FOPEA, frenaba nuevos ataques. Muchos colegas se lo agradecieron.

Este año, tuvimos una reunión plenaria en Entre Ríos y viajó feliz por el encuentro, el primero que teníamos después de meses de encierro, pandemia, zoom y malabares para conectarnos donde estábamos. "Me tengo que hacer unos estudios de salud" me dijo. Volvimos. Hizo todo lo que tenía que hacer y llegó el diagnóstico, el que no quería escuchar. Hablamos y me lo contó. Me sentí la más inútil de todas, ¿qué se dice en esos casos? Y con la sabiduría que estoy segura generan las personas que enfrentan la maldita enfermedad, me dijo que tenía la cabeza partida pero que la iba a pelear. Y así fue. Con algo más de 43 años, y con la fuerza de sus hijos, de su esposo, sus padres, sus amigos, dio pelea hasta donde pudo.

La semana pasada con poca voz, me mandó un mensaje para felicitarnos por la elección de FOPEA "Querida amiga, felicitaciones. Orgullosa de vos, che. Ahí seguiré acompañando. Te mando un abrazo. Me encanta que la conducción de FOPEA sea con una mujer y patagónica" me dijo.

Guardo ese mensaje en mi alma.

Vuela alto soñadora patagónica. Te vamos a extrañar.