Comenzando el año 2021, nos encontramos con que el Poder Ejecutivo Nacional elevó al Congreso de la Nación un proyecto de Ley sobre reforma tributaria, que involucra al Monotributo, cuyo objetivo principal es amortiguar o alivianar el elevado costo fiscal que muchas veces tiene para los contribuyentes la transición del Régimen Simplificado hacia el Régimen General.

Esta modificación propuesta es por demás satisfactoria y necesaria, pero a la vez, se debería diseñar en el parlamento y dentro del actual año, una reforma impositiva integral y estructural del sistema tributario nacional, que incluya a todas las normas impositivas actuales, y que tenga como objetivos principales lograr equidad, simplicidad, progresividad, certeza, y sobre todas las cosas que surja a partir de un gran consenso político, ya que una de las claves de su éxito será en definitiva su permanencia en el tiempo.

En la actualidad nos encontramos con un sistema tributario nacional en el que conviven una multiplicidad de tributos, algunos de cuales, sobre todo los que gravan los consumos, son considerablemente regresivos, otros distorsivos, como por ejemplo el impuesto al cheque, y además donde el cobro de ciertos impuestos impacta en mayor proporción sobre los sectores que cuentan con menores recursos, generando inequidad y por ende un efecto contrario al desarrollo inclusivo que requiere la sociedad.

En este sentido es clave entender y tener en cuenta como pilar fundamental en cualquier intento de reforma tributaria que se intente consolidar, que cada contribuyente debe pagar impuestos para sostener al Estado pero la cuantificación de dicho aporte debe surgir en base su capacidad contributiva (nivel de riqueza que se manifiesta a través del consumo, renta o patrimonio), concepto que fundamenta a los impuestos, ya que es un instrumento útil para establecer la medida en que cada uno debe soportar la carga tributaria de manera justa.

A nivel general y como objetivos estratégicos, los cambios que debería incluir la reforma impositiva, tendrían que apuntar a lograr un aumento tanto de la inversión privada como en la generación de empleo privado, dos variables claves para el desarrollo y reactivación de la economía nacional. Es decir que el nuevo esquema tributario debería ser un incentivo para que el sector privado se vea motivado a reinvertir sus ganancias en actividades productivas.

Algunos de los cambios materiales que creo (al igual que parte de la doctrina), debería contemplar la reforma tributaria serian:

A modo de conclusión, creo que la reforma tributaria debe estar basada y pensada necesariamente en el concepto de capacidad contributiva, aplicando impuestos progresivos para generar mayor equidad entre los contribuyentes y tener como objetivo principal propiciar permanentemente el desarrollo productivo y económico nacional, a través de una menor presión fiscal, pero al mismo tiempo aumentando la masa de contribuyentes y el volumen del producto bruto interno, lo que generaría el aporte de nuevos recursos, a causa del crecimiento de los distintos sectores de la propia economía.