El regreso de la cóndor Quica a Esquel. El mismo sitio en el que iba a ser liberada al día siguiente de su descenso y que no la vio remontar vuelo en agosto, ahora sí fue testigo de su regreso. Con la emocionante presencia de otros cóndores que se acercaron a recibirla, casi preguntándole donde estuvo todo este tiempo, quizás contándole lo que la habían buscado.

Por error de diagnóstico, falta de criterio y ausencia territorial de la institución responsable, se priorizó la ejecución de un protocolo preparado para el caso de aves heridas, determinando que una cóndor sana pasara semanas lejos de su familia, de su hábitat.

Desde su llegada al centro de rehabilitación en Mendoza, fue sometida a dos semanas de estudios que, a pesar de haber encontrado antiguos perdigones en su cuerpo, demostraron que las condiciones del animal eran aptas para su liberación, siempre lo habían sido. Prueba de ello es que se liberó con 6 de las 7 incrustaciones encontradas en su cuerpo, y con prácticamente el mismo nivel de plomo en sangre con el que ingresó. Su tratamiento finalmente se restringió a aumentar su peso corporal que estaba por debajo del promedio, aunque no en niveles críticos, ni siquiera preocupantes.

Aún así, desde algunos medios de prensa, insisten en utilizar términos como que el ave se "recuperó" o que cuando la encontraron estaba en un "delicado estado de salud" o incluso "moribunda", posiblemente con el fin de justificar todo el procedimiento realizado, mantener las apariencias, aumentar el sensacionalismo de la información, u otros motivos.

Culminados los estudios y encontrándose el ave técnicamente de alta, su liberación se retrasó más de treinta días, ante la falta de información oficial, la veterinaria que la atendió dijo a un periodista local que "solo estaba esperando que se la llevaran". El protocolo de urgencia que en dos días la trasladó a Mendoza, no funcionó para su regreso, demorándose de manera inexplicable.

Final feliz para esta historia en definitiva, por varios motivos, permitió que una comunidad se movilizara por la libertad de este animal, dejó en evidencia las falencias institucionales y las necesidades de una mayor articulación y presencia en territorio, puso a prueba un protocolo de rescate y rehabilitación que será muy útil en caso que aparezca un ave herida que necesite asistencia, y lo principal, la cóndor recuperó su libertad y se reencontró con su comunidad.