Una investigación llevada a cabo por la Fiscalía de Puerto Madryn logró desbaratar una banda que cometió numerosas estafas telefónicas a jubilados, liderada desde el penal de Viedma por Nicolás “El Ruso” Nikoliszyn. En el último mes habían recaudado 10 mil dólares y 3 millones de pesos por medio de llamadas telefónicas donde le hacían creer a las víctimas que un familiar había sufrido un accidente y, para ayudarlos, debían transferir dinero a una aseguradora.

Los allanamientos se efectuaron de manera simultánea la mañana del jueves en los barrios San Miguel, 40 viviendas y Pujol de Puerto Madryn, en Bariloche, Viedma y Cipolleti. Además, se requisó el penal número 1 de Viedma donde están alojados Brian Nykolizin, Cristian Toledo, Adrián Garcés y Héctor Amuleo, integrantes de la banda que además contaba con cómplices externos al penal y eran quienes proveían los celulares, cuentas virtuales y pasaban a recaudar el dinero de la estafa. Se trata de cinco mujeres, que fueron detenidas: Shirley Solange Soto, Natalia San Martín, Ana Laura Muñoz, Iara Micaela Bascur y Margarita Ardais.

La investigación la llevó a cabo el fiscal jefe Alex Williams en conjunto con la División Policial de Investigaciones que lidera Juan Carrasco. Fueron más de 200 horas de escuchas telefónicas. En los allanamientos, autorizados por el juez Horacio Yangüela, se buscó secuestrar 9.900 dólares americanos, 2.920.000 pesos argentinos en efectivo, computadores, tarjetas y celulares, que serán peritados como medios de prueba.

La calificación jurídica fue la de “asociación ilícita”. En los próximos días, los detenidos serán trasladados para iniciar el proceso penal: en caso de ser condenados, la pena en expectativa por este delito es de 10 años de prisión.

“Un cuento Ruso”

Los objetivos son personas mayores. La estafa se concreta en tres etapas: se contacta a la víctima, se simula ser un familiar que se encuentra en viaje para visitarla y que en el trayecto tuvo un accidente vial o desperfecto mecánico, por lo cual necesita que la víctima realice una serie de trámites ante la compañía de seguro, argumentando la imposibilidad de ponerse en contacto por problemas de señal de líneas telefónicas en razón a la distancia con la ciudad. 

En la segunda etapa, la víctima se pone en contacto con la supuesta compañía de seguros a través de un número que el propio autor le suministra, donde lo atiende un representante ficticio de la aseguradora y requiere pagos de una franquicia como requisito para enviar el auxilio, argumentando que el dinero del pago es una garantía y que luego sería devuelto en su totalidad. 

En la tercera etapa, ya convencida la víctima de lo fidedigno del trámite, acuerdan la forma de pago, que puede ser pesos argentinos, dólares, por transferencia bancaria o en efectivo.

Fuente: Ministerio Público Fiscal del Chubut