El condenado fue declarado responsable de abuso sexual simple agravado por ser encargado de la guarda, por ser la víctima menor de edad y mediando convivencia preexistente, en concurso real con abuso sexual mediando amenazas con acceso carnal, con las mismas agravantes.

Por tratarse de abuso sexual infantil intrafamiliar, preservar la identidad de la víctima impide dar a conocer la del agresor, quién fue condenado a cumplir la pena de 11 años de prisión, accesorias legales y costas del proceso.

La definición fue tomada  por el tribunal conformado por Martín Zacchino, Ricardo Rolón y José Colabelli. La investigación fue llevada a juicio por el fiscal Marcelo Crettón, en tanto que la defensa fue ejercida por la defensora pública Valeria Ponce.

Las vivencias a las que son sometidas las víctimas de abuso sexual infantil, tienen un impacto muy profundo que va mucho más allá del ultraje a su cuerpo, implica un daño en la psiquis muy complejo de sanar. Cuando una niña, niño o adolescente, se anima a decir o a dar a entender lo que le está pasando, es fundamental que sea escuchado y que se activen los mecanismos de protección que prevé el ordenamiento legal.

El abuso se produce y se sostiene en base al secreto, y éste merced a amenazas que causan efecto para amedrentar a la víctima, entramparla, doblegar su voluntad y forzar su silencio.

Justamente a causa de estas circunstancias es que resulta tan relevante el develamiento. Si la víctima que se anima a contar, no es escuchada, no se le cree y/o no se da intervención a la justicia, muy probablemente sentirá que es verdad todo lo que le dice el agresor y nunca podrá salir del abuso. El resultado es el empoderamiento del abusador y el incremento del daño a la víctima.

El rol fundamental de la escuela

La niña que sufrió los abusos juzgados, habló y fue escuchada. El develamiento lo hizo en la escuela, con la POT. La profesora anotició a la Directora, ambas le creyeron, la contuvieron y dieron aviso a la Asesoría Civil de Familia.

Lo que siguió no fue fácil, sin embargo fue el camino correcto, el que permitió que cesaran los abusos y que su autor enfrente ahora una grave condena.

Foto ilustrativa