Sergio Ríos, la historia de un carrero con legado familiar
Cuando tenía 7 años comenzó a aprender el oficio de la mano de su padre, a quien define como "carrero de pura cepa". Relató que los viajes a Esquel duraban cuatro horas y atravesaban dificultades y climas hostiles.
Este fin de semana se está desarrollando la XXII edición de la Fiesta del Carrero en Alto Río Percy, con la participación de vecinos y turistas.
Con esta fiesta se pretende mantener viva la tradición del oficio de los Carreros o Catangueros, quienes durante años supieron proveer de leña a los vecinos del casco urbano de la ciudad y alrededores. La leña era extraída de los bosques de la Cordillera y luego transportada por un carro o catango tirado por una yunta de bueyes a lo largo de casi cinco leguas hasta la ciudad atravesando dificultades y climas hostiles.
Si bien en la actualidad esta práctica no se desarrolla con tanta frecuencia, en Alto Rio Percy existen muchas familias que aún conservan la tradición de este importante oficio característico del lugar. Es así que, como cada año se lleva a cabo esta celebración, los lugareños la han adoptado como sello distintivo, además de ofrecer una alternativa más al turismo que nos visita.
Sergio Ríos, carrero de linaje familiar, marcó la necesidad de que este tradicional oficio no se termine, sin embargo, manifestó que a veces la tarea es difícil ya que no hay espacio para bueyes. De todos modos, consideró que de a poco irán manteniendo viva esta tradición y la Fiesta del Carrero.
En relación a su formación en el oficio, Sergio lo aprendió desde muy chico a los 7 años, ya que tal como él señaló, es hijo “de un carrero de pura cepa”.
Relató que su padre tenía una tropa de seis carros y realizaban un viaje por semana a Esquel que duraba alrededor de cuatro horas. Ya tenían su clientela fija y con lo que obtenían, compraban harina, yerba y otros alimentos.
“Yo lo conocí cuando había una sola huellita”, afirmó Sergio al referirse a cómo era la zona en aquellos tiempos. Señaló que no habían pinos, solo algo de vegetación y no había sombra.
Más adelante, contó que había un campamento con fogón, parrilla y otros elementos más, que usaban todos los carreros. Por eso lo llamaban “fiscal” porque no era de nadie pero, a la vez, de todos los carreros que por allí pasaban.
En el marco de una nueva edición de la Fiesta de Alto Río Percy, Sergio señaló la necesidad de seguir manteniendo vivo el tradicional oficio que ha marcado a generaciones y la historia de la región.