Un velero se dio vuelta el sábado en la laguna La Zeta y generó una amplio operativo de rescate en el que también participaron particulares que ayudaron a remolcar. Los tripulantes habían intentado por todos los medios resolver una situación para la que estaban preparados, pero se acercaba la noche y las bajas temperaturas y no lograban dar vuelta la nave.

Uno de los protagonistas, Hugo Sánchez, dialogó con FM SOL y relató la experiencia vivida junto a su compañero, Pablo Moyano.

"Lo que pasó es que había un viento que le decimos borneo, que cambia de dirección repentinamente y se produjo la tumbada, que es habitual en esta clase de embarcaciones, quiero decir que no es un hecho extraordinario, y nosotros estábamos equipados. Fue repentino el cambio de viento. El velero se tumba y se pone de costado, a partir de allí hay un tiempo para que uno nade hasta la punta del mástil y el otro debe ir hacia el otro lado e intentar enderezar la nave".

Sánchez explicó que la primera complicación fue que "en la tumbada me quedé con una vela enroscada en una de mis piernas y tuvimos que aplicar mucho tiempo en esa actividad, porque además ahí el velero se terminó de dar vuelta".

"Nos subimos al casco para evitar una hipotermia. La idea era ver si la corriente nos empezaba a arrastrar, pero el barco estaba muy firme y finalmente constatamos que mientras pasó el tiempo el mástil se quedó clavado en el fondo. Costó mucho remolcarlo"

Sánchez agradeció "la colaboración y preocupación de todos los que intervinieron en el rescate y señaló que la embarcación no quedó dañada"

Sobre la actividad, comentó: "El velero es mío, corresponde a la clase nacional Pampero, una categoría de velero accesible, muy popular que tiene varios aficionados. En la comarca hay varios pamperistas. La zona tiene lugares ideales para llevar a cabo estas prácticas, porque además no contaminan ni agreden al medio ambiente".