El proceso es constante. El municipio admite que hay una gran necesidad habitacional pero también sospecha de la especulación inmobiliaria.

Así se desprende de una procedimiento que se realizó la semana pasada cuando funcionarios municipales se acercaron a la zona alta del barrio Ceferino alertados por la propia gente del barrio.

Allí se encontraron con alrededor de tres hectáreas de tierra que estaban alambradas. Varias personas se acercaron y la municipalidad procedió a notificar la irregularidad de la situación. Ninguno de los ocupantes acreditaba la propiedad del lugar  que figura en los registro municipales como propios.

El Secretario de Ambiente, Daniel Hollman, destacó que se trata de una situación que se repite en otros lugares pero descartó que se trate de un desalojo.

De hecho una situación de desalojo sólo puede llevarse adelante con la orden de un juez, tal cual indica la legislación vigente.

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