Un grupo de instructores de esquí de Esquel se encuentra en Andorra intentando regresar al país. Desde hace varios meses están trabajando en la zona y como es habitual en muchos jóvenes dedicados a esta disciplina, finalizada la temporada regresan a su lugar, para seguir con su trabajo en el invierno argentino.

Pero esta vez los planes no pudieron cumplirse. En el marco de la pandemia mundial,  al día de hoy una gran cantidad de instructores de la región permanecen varados en Andorra. A pesar que tienen pagados sus pasajes, los vuelos no salen y la situación se complica cada vez más.

Desde el viejo continente, una esquelense envió a EQSnotas.com su testimonio describiendo la situación.

"Mi nombre es Valentina Porcel de Peralta, tengo 27 años, soy Diseñadora Industrial e Instructora de esquí. Hoy martes 7 de abril, estamos en el día n° 24 de cuarentena. Esta es mi segunda temporada de invierno en Andorra, trabajé como instructora en el Jardín de Grau Roig. Pasamos una temporada en la que trabajamos mucho y no terminó como esperábamos.

El viernes por la mañana nos avisan que seguramente la estación de esquí cierre el domingo 15 y no el 13 de Abril, llegado el mediodía nos confirman que ese mismo día cerraban la estación, pero que nos iban a pagar hasta fin de mes como nuestros contratos lo decían.

En primera persona: Una esquelense varada en Andorra
En primera persona: Una esquelense varada en Andorra
En primera persona: Una esquelense varada en Andorra
En primera persona: Una esquelense varada en Andorra

Al día siguiente empezamos con la cuarentena, a mí me tocó pasarla en el hotel en el que viví durante la temporada; fue un alojamiento que la empresa dispuso para darnos una mano a los trabajadores, ya que los alquileres estaban muy poco accesibles.

Éramos alrededor de 110 en el hotel, en su mayoría argentinos, chilenos, venezolanos, hondureños, colombianos y españoles. Cuando la cuarentena empezó, no salimos más, sólo un día a cobrar nuestros sueldos. La empresa dispuso furgonetas para llevarnos hasta Saetde y volver, nos subíamos de a 3 para mantener la distancia correspondiente y era obligatorio el uso de barbijo y guantes. Llegamos a la empresa y teníamos que esperar nuestro turno afuera del edificio, una vez que subíamos a la oficina, debíamos lavarnos las manos, entregar nuestro uniformes puestos en bolsas, y nos daban nuestra nómina, luego pasabas por otra oficina en la que estaba el banco y te ofrecían cerrarte la cuenta y darte el total de tu dinero. Una vez que tus dos compañeros terminaban, nos volvíamos al hotel. No volvimos a salir.

En primera persona: Una esquelense varada en Andorra

Pasaron los días y algunos comenzaron a irse, algunos compraron pasajes nuevos, otros pudieron cambiar sus vuelos, otros con suerte se los reprogramaron y muchos otros como yo, no pudimos cambiar nuestros vuelos ni comprar nuevos tickets. Los pasajes por Aerolíneas Argentinas pasaban los 700 euros.

Mi vuelo de regreso era para el 1 de Abril, una semana antes, el miércoles 25 de marzo, me llegó el peor mail, que decía que mi vuelo estaba cancelado, pero sólo el trayecto Sao Pablo-Buenos Aires. Fue una tarde de muchos llamados, correos y tristeza; intentando reprogramar mi vuelo, pero la página web de LATAM decía que el mismo sólo se podía reprogramar por vía telefónica en la que nadie te atendía, ni desde aquí ni desde Argentina. Solo pude enviar correos electrónicos de los que todavía no tuve respuesta.

Al día siguiente nos llega la mejor de las noticias, el Gobierno de Andorra trabajando en conjunto al Gobierno Francés y con ayuda de la AADIDES (Asociación Argentina de Instructores de Esquí y Snowboard), habían logrado programar un vuelo, en el que la aerolínea francesa Airfrance volaba a repatriar a sus ciudadanos, podía llevarnos de regreso a casa; estábamos todos muy felices, el vuelo era, en un principio, sólo para las personas que no tenían pasaje o que le habían cancelado el vuelo, yo entraba en una de esas.

Pagamos nuestro pasaje en el que el gobierno de Andorra, en conjunto con Ski Andorra y Saetde se hacía cargo del 50% del pasaje. Al día siguiente nos comunican que los vuelos de Iberia también se habían cancelado, por lo que todos tuvieron que sacar ese nuevo pasaje. Llegada la noche, nos llegó a todos un mail, en el que decían que el gobierno Argentino no autorizaba nuestra llegada al país. Fue un momento de mucha bronca, ya que todos nos veíamos en unos días en casa. Por mi parte estaba tratando de organizar en conjunto con el Secretario de Turismo de la provincia del Chubut y una amiga que me estaba ayudando, para tramitar los colectivos que nos iban a llevar hasta el sur cuando lleguemos a nuestro país; y cuando nos llegó ese correo sentimos que todo lo que habíamos hecho se desmoronaba.

Hoy, pasados varios días de esa cancelación y siendo el día en el que nos tocaba viajar para volver a casa, entiendo que todo tiene su tiempo, que hay prioridades de repatriación, que hay gente que lo necesita aún más. El gobierno de Andorra, en conjunto con la empresa para la que trabajé nos están dando una mano inmensa para que esto sea lo más llevadero posible.

Comprendo que mi situación en particular es distinta a la de otros trabajadores, que se que la están pasando peor. Quiero aclarar que al regresar cumpliremos con la cuarentena obligatoria y con todas las recomendaciones que nos ordenen pero queremos volver a nuestro país. Necesitamos que el gobierno Argentino nos pueda dar una fecha estimada, así esa espera no se hace tan larga; y que si estamos esperando por una repatriación justa, sea realmente así."